Ya se sabe; cuando vienen mal dadas nada mejor que una víctima propiciatoria. En ese papel los judíos han dado mucho juego a lo largo del segundo milenio. Cuando la primera Cruzada los campesinos franco alemanes se lanzaron a su caza por la sencilla razón de que estaban más a mano que los moros ocupantes de Jerusalem. Luego las expulsiones de Inglaterra, Portugal y España, los progroms rusos de finales del XIX y ya en pleno siglo XX, la matanza de seis millones en la Alemania nazi
El holcausto, o solución final para Himmler, fue respuesta a la crisis económico social que provocó en Alemania la gran depresión. Sobre precedentes como los protocolos de los sabios de Sión, la propaganda antisemita los estigmatizó con la misma naturalidad con que la pasada semana en España el ex presidente González y el ministro de Trabajo cargaban sobre los bancos la culpa de la crisis actual.
Los bancos, y cuanto más grandes y exitosos mejor, son los judíos que hoy necesita Rubalcaba como hace setenta años la Unión Soviética lo fue para el ministro y cuñado de Franco Serrano Suñer, el de “Rusia es culpable”. Muy mal tienen que andar las cosas, comenta Garayoa en La Vanguardia, cuando a los que mandan ya no les basta con empapelar a folklóricas, como hicieron con Lola Flores; ahora dicen al fiscal que ponga una demanda preventiva (es decir, ‘por si acaso’) contra la familia del primer banquero europeo, que resulta ser español.
Los incapaces de encontrar soluciones acaban buscando culpables. Y nada mejor que marcar algo o alguien que restaure olvidados perfiles izquierdistas. ¿Algo a alguien mejor que el primer banco y el primer banquero del país? Verde y con asas.
Y así llevamos ya veintiséis días perdidos.