Hablamos de Sánchez, claro. En su programa, “Por una nueva socialdemocracia”, repite lo del carácter plurinacional de España. Artera estratagema que a fuer de reiterarla podría acabar convirtiéndose en ley. Aunque al personaje le importa un pimiento; ahora sólo busca como sea el apoyo de los socio-nacionalistas del PSC, pero para consumo del militante andaluz, vasco o gallego, etc. introduce el brillante concepto de “naciones culturales”.
Típico de doble lenguaje con que los socialistas se han cavado tantas tumbas en medio mundo.
¡Naciones culturales! Como si con eso fuera a amansar a los trabucaires del referéndum en ristre y diera contento al resto de los catalanes, a los del sentido común que allí llamaban seny antes del 4%; o de la monja alférez, Ferrusola en el siglo, que con tanto acierto tapizó el Camp Nou que el Barça, pata deportiva del procés, no dio pié con bola en su campo durante la temporada del 94.
Haciendo bueno aquello tan marxista de “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”, en su puesta en escena del programa primario se vuelve atrás, o de lado, en lo de ir a por el poder del brazo de Iglesias, como mantuvo para lanzar su candidatura febrero, aún no hace tres meses.
Lo que entonces llamó la “alianza de progreso”, tendiendo la mano a podemitas y demás movimientos antisistema, ahora trata de diluirlo al proclamar su aspiración a construir una “alianza social de progreso”. Como hacían los falangistas hace cincuenta años, lo social todo lo cubre: cambio de raíles para enfilar hacia los sindicatos el convoy que antes se dirigía a la convergencia con la extrema izquierda.
Sería interesante conocer hasta dónde podría llegar al cabo de tres años un partido socialista dirigido por Sánchez. ¿Es el tipo idóneo para reformular la socialdemocracia?
Cuestión de difícil respuesta cuando el candidato se mueve en terrenos tan melifluos como el apuntado o que, como haciendo que se mete en harina, los autores de su programa dicen que lo fundamental es “cambiar el actual modelo económico y social por un nuevo modelo que dé oportunidades de empleo para todos, empezando por los jóvenes”.
O sea, que eso; y luego ya veremos. La nueva socialdemocracia… en olor de militancia.