Frente a la nadería cotidiana que muestra la política estéril que gobierna el país, o la grosera contestación de los anónimos salteadores de plazas públicas, en el parlamento regional de Cantabria se oyó ayer una propuesta de gobierno rigurosa y sensata. Al fin la región, que es la mía, va a tener un presidente normal que anuncia una nueva escala de valores presidida por el esfuerzo, la transparencia, el realismo; el sentido común, en suma.
El extraño personaje -extraño por singular- de que hablo es Ignacio Diego. Comienza su andadura con la osadía de subrayar que por ver primera en ocho años va a gobernar el partido más votado.Y no es baladí la cuestión.
“En 2003, por instigación del secretario general del PSOE en España, señor Rodríguez Zapatero, esta Cámara eligió Presidente de Cantabria al líder del grupo parlamentario más pequeño. Una operación legal, sin ninguna duda. Y también factible, en la medida en que reunió una mayoría de diputados en torno al invento. Pero no fue una buena idea. Porque esa operación significó que la Presidencia de Cantabria se había decidido en Madrid, y por una planificación política donde lo que menos importaban eran los deseos de los cántabros y los proyectos propios de la autonomía de Cantabria.
En 2007 la situación fue un poco mejor, porque se eligió Presidente al segundo. Una opción más estética, pero que adolecía del mismo problema radical que la primera: el Presidente de Cantabria debía su posición institucional a un sí o un no de la ejecutiva federal del partido gobernante en España. Posición débil, subordinada y con un porvenir de poco fruto.
Si el Gobierno socialista decía que en España no había crisis y no iba a haber recesión, el Gobierno de Cantabria le hacía el eco y hasta la ola…”
Merece la pena echar una ojeada a su discurso de investidura que puede leerse aquí. Como síntesis de su amplio planteamiento programático ofreció este colofón:
“Los principios primordiales que quiero dejar claros ante esta Cámara son estos:
Primero, que se abre la etapa de una nueva Presidencia con restablecidos principios de democracia y de autonomía, en virtud de un histórico apoyo de los ciudadanos al Partido Popular.
Segundo, que esta mayoría abre la oportunidad para un gobierno de sentido común y de diálogo abierto hacia las demás fuerzas políticas para alcanzar consensos en temas fundamentales para la región.
Tercero, que la Presidencia se regirá por una planificación orientada por los conceptos de Empleo y Buen Gobierno.
Cuarto, que el Buen Gobierno se entiende definido por los compromisos de austeridad, transparencia, sensatez en la priorización, cooperación y reivindicación, conceptos que tienen su traducción en un programa legislativo y ejecutivo concreto, que he avanzado en esta intervención.
Quinto, que el Empleo, como objetivo vital de legislatura, se describe como el producto de unas políticas caracterizadas por el incremento de la inversión empresarial y por una mayor eficiencia y rigor estratégico de las inversiones públicas en servicios esenciales.
Y Sexto, que es de máxima importancia para el reequilibrio económico y laboral de Cantabria que el Estado asuma un umbral digno y razonable de recuperación de sus actuaciones en nuestra comunidad.”
Nacho Diego tiene muy claro el papel de la Administración:
“Pretendemos analizar en su real dimensión el problema de la morosidad de la Administración regional con sus acreedores, porque una Administración que baja sueldos, sube impuestos, compite con las empresas por el crédito escaso y encima no les paga las facturas, es algo así como una entidad perversa que no sólo no ayuda a salir de la crisis, sino que contribuye a que se quede enganchada para mucho tiempo. Esto tiene que cambiar y va a cambiar.”
Y, al parecer, ha sido de los opositores que más sufrió la falta de transparencia de sus predecesores:
“En estos ochos años se ha ido generando un déficit democrático en la autonomía de Cantabria en lo tocante a la transparencia. Los ciudadanos así lo han percibido con inquietud y también es una de las razones de la mayoría absoluta del Partido Popular: la gente quiere saber qué es lo que se escondía con tanto afán. Quizá uno de los episodios culminantes fue la entrega de una auditoría de la empresa pública Cantur con 40 páginas suprimidas. Y un miembro del Gobierno encargado de custodiar las cuentas públicas nos dijo en esta tribuna que, si queríamos saber en qué se gastaba el dinero de los ciudadanos, tendríamos que ganar las elecciones. Pues bien, las hemos ganado y ahora aplicaremos el principio de transparencia que se ha negado durante casi una década.”
Cambian los tiempos, y una cosa es regalar anchoas y otra dar trigo; es decir, crear empleo y procurar el progreso de todos. Con una docena más de gentes así este país volverá a ser el que debe ser. Ojo, y estos tipos sólo salen de las urnas. A ver si quien puede las abre y tenemos elecciones en otoño, porque llevamos ya treinta días perdidos.