Lo último, Constitución exprés

Dos amigos

Dos amigos

La última ocurrencia para saldar un acuerdo perfectamente inútil ha salido de la cabeza del hombre de Ciudadanos. En pleno proceso negociador Albert Rivera ascendió hasta al altar de la imagen, todo por la imagen, nada sin las cámaras, para proclamarse hombre bueno del momento.

Él abre el camino por donde los demás deberían resolver el maldito sudoku que dejaron los españoles tras su último paso por las urnas.

Ante las cámaras, es decir, hablándoles a todos los españoles, conminó a Sánchez a aceptar el reto definitivo para llegar al acuerdo de investidura, y por qué no de gobierno. Aún hay escollos importantes para el pleno entendimiento entre ambos, decía, pero pide un último esfuerzo, algo que no es sencillo: una reforma exprés de la Constitución.

Al diablo se le ocurre unir los términos exprés y constitución en una misma frase, como si la ley de todas las leyes pudiera improvisarse en una mesa de juego. ¿Sabrán estos líderes nacionales que, por ejemplo, la reforma del Reglamento General de Circulación llevó nada menos que trece años?

Poner como barrera a salvar con “un último esfuerzo” los cinco puntos en que Rivera cifra la reforma urgente de la Constitución es una broma. Por suprimir aforamientos y diputaciones o facilitar la iniciativa legislativa popular no parece que muchos vayan a pelearse; limitar el mandato de los presidentes suena bien, es lo propio en muchas repúblicas presidencialistas, pero no está tan claro para los primeros ministros de un sistema parlamentario, que es lo que aquí hay. Y de despolitizar la Justicia ya nos explicarán… Pues adelante con los faroles.

Y así es como el protagonista de Ciudadanos ofrece la oportunidad de mostrar similar talante concertador al socialista que, naturalmente, recoge el guante con el que volverá a tomar el pelo a los órganos de su partido. Éste es el acuerdo que someteremos a referéndum entre la militancia, dirá en el Comité Federal, ¿ven como no soy tan insensato como para pactar con Iglesias?

Sánchez y Rivera, como Iglesias y Rajoy, saben que todo esto son meras piezas de la campaña para las próximas elecciones del 26 de junio. El mismo presidente del Congreso ha desvelado torpemente el truco alegando como causa del adelanto de la sesión de investidura el cumplimiento de los plazos para los nuevos comicios.

Como letra de tarantela napolitana vale aquello de yo te doy una cosa a ti y tú me das una cosa a mí, pero sentar las bases para la convivencia en libertad de una sociedad compleja como la nuestra requiere más arte y enjundia.

Esto es lo que tiene el imperio de la imagen. Rivera, además de jugar a ser Suárez, parece inspirarse en la serie televisiva Borgen, bastante más civilizada y constructiva, ciertamente, que el Juego de tronos de Iglesias. Pero España no es Dinamarca, ni él Birgitte Nyborg,  primera ministra en la ficción que consigue hacer gobiernos con poco más de una docena de escaños, e incluso presidirlos.

Reforma exprés de la Constitución; lo último en política. Hasta ahí llegó el consenso de los reformistas por el cambio, enriquecido por dejar el IRPF como está, bajar el IVA cultural, tres tipos de contratos laborales… y todo lo que usted desee amigo Rivera, dijo Sánchez quien calándose el chapeo miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

Y todo ello, en un día 23 de febrero precisamente. En fin, siempre nos quedará Cervantes.

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Posted martes, febrero 23rd, 2016 under Política.

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