Lo de los sediciosos es puro golpismo. En nombre de la voluntad del pueblo insisten en ciscarse en las leyes. ¿De qué pueblo, de cuánto pueblo? Del pueblo hablaba aquel guardia civil que asaltó el Congreso en febrero de 1982. Y lo esgrimió en la Alemania de los años 30 un criminal de lesa humanidad. Como lo hacen los dictadorzuelos que en el siglo XXI asolan sociedades y encarcelan a ciudadanos por el delito de pensar, en naciones tan próximas como Cuba o Venezuela y tan lejanas como China o la República Popular Democrática de Corea.
Así lo están manifestando aquí políticos con representación y retribución parlamentarias. Las leyes, papel mojado. La Justicia, para los otros. Mas en una radio: “Me confieso democráticamente rebelde contra el Estado. Legalmente no desobedecí.” Democráticamente rebelde y no desobedeció; aplastante lógica. ¿Acaso pensará que somos todos iguales; igual de lerdos que él, quiero decir?
Tengo para mí que este asunto se enconará tanto como sus animadores pretendan, pero el personal está cada día más inoculado contra la rabia y el corte de mangas puede ser homérico.
Tremenda tarea la de abrir cauces lo suficientemente anchos, generosos, como para encajar las aguas desencadenadas por el aprendiz de brujo mantenido por el Estado al frente de la administración catalana. En principio no parece al alcance de este presidente ni de cualquier otro que el 13 de diciembre pudiera salir de ese futuro concurso nacional de belleza.
A eso estamos reduciendo la competición democrática. Parece como si la efebocracia no bastara para saciar la sed de cambio que dicen angustia a los españoles. Estamos entrando en una nueva dimensión, un paso más allá: la guapocracia, notable aportación de Ciudadanos a la política nacional; ahí tienen la fotogenia de Rivera y de Arrimadas, su doble de sombras en el parlamento catalán. Y la tendencia se consolida cuando el joven socialista Sánchez anuncia que llevará como número dos de su candidatura a la joven Maritxell Batet, diputada por Barcelona… y guapa. ¿Cederá Rajoy el cartel a Pablo Casado, por seguir la onda, y Pablo I. Turrión a Tania Sánchez? En una de esas, alguien llegará a pujar por Cristiano Ronaldo.
¿Pensarán realmente los llamados líderes actuales que la solución pasa por ahí, que los electores actuarán como los miembros de un jurado para elegir Miss España?
Un concepto viene al pelo: el llamado Keynesian beauty contest. Para explicar las oscilaciones de precios de las acciones, Keynes comparó la actuación de los agentes de mercado con un supuesto concurso de belleza para elegir las seis caras más guapas de entre cien fotografías. Pero los electores, apunta Keynes, no eligen al más guapo, sino a quien suponen que la mayoría elegirá, lo que no tiene por qué coincidir con lo que realmente elija. Trasladado al mercado de valores: los analistas no actúan en base a los fundamentales de una acción sino a lo que suponen que los demás suponen que piensan todos sobre ese valor…
Déjense de simplezas y póngase a lo que corresponde. Concretamente sobre la cuestión catalana los agentes políticos actúan en función de lo que presumen que harán los demás. Así, mientras las cartas no se descubran sobre la mesa, la partida no podrá terminar.
Pese a todo el país y sus gentes siguen su marcha sin mayores reconcomios. Sin embargo algún responsable de guardia en la política nacional debería ir evaluando la trascendencia de que, hartos de tanto golpismo e insultos a la inteligencia, la inmensa mayoría de los españoles rompiera la matraca separatista con un inmenso corte de mangas. ¿Se imaginan que los felones acabaran así saliéndose con la suya?