Como seleccionador no tiene precio

Un buen entretenimiento .

En medio de cuanto está aflorando siempre hay una persona: Pedro Sánchez. Como seleccionador no tiene precio. Amistades, colaboradores, empleados… le salen ranas por doquier. Las dos últimas detenciones, Leire la fontanera y Fernández el de la SEPI, me trajeron a la memoria aquello de “algo tendrá el agua cuando la bendicen”.

Y es que ya es casualidad que en torno a nuestro primer ministro crezcan delincuentes, o presuntos, como setas. De momento con un par de afanes desordenados: la pasta y el sexo. Ambas, cosas buenas y de provecho dignas de atenciones y correctamente administradas. Pero deleznables cuando se procuran con las manos bajo las faldas de una mesa.

No hay cálculo de probabilidades capaz de sostener que en la elección de círculos tan íntimos, desde el gobierno hasta el partido pasando por la propia familia y amistades, sea fortuita la conjunción de tantos rijosos y golfos apandadores, ajena al ánimo del seleccionador. No, demasiado improbable.

Cuando esto está pasando delante de nuestras narices el hedor comienza a hacerse peligroso para la salud de la sociedad. Los miembros de la secta tienen estragado el olfato, y los socios que siguen cargando con los escombros de una legislatura a la que se agarraron como última oportunidad para llevarse crudo lo que es de todos, elucubran ya con un abrupto final de partida.

Lo que todo esto refleja es la naturaleza del aventurero que tomó al asalto un partido de gobierno a lomos de una corte deleznable que, pasado el Rubicón sin haber ganado una elección nacional, campó a sus anchas sobre la tierra conquistada, solazándose como cosa propia. Porque así se la dejó el caudillo de la mesnada que ahora le amarga las horas.

Nadie como él conoce los hilos que pueden tumbar su efigie como cayeron las estatuas de tantos otros hacedores de fallidos imperios personales, tal que Sadam Huseín en las calles de Bagdad. Y eso le está sacando de quicio, como resulta evidente en sus recortadas apariciones en público. Sólo faltaba otros batracios le salpiquen con más fango en su presidencia de la Internacional Socialista. Parece que también allá han comenzado a bendecir las aguas.

De seguir así las cosas, el personaje tendrá que leerse de la cruz a la raya el “Arte de la Guerra” de Sun Tzu y, en plan más ligero, repasar en la colección de Boixcar cómo fue la defensa de Stalingrado durante 7 meses en la última guerra mundial.

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Posted jueves, diciembre 11th, 2025 (18 hours ago) under Política.

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