Por una democracia elegante

Que la España joven sepa sentir orgullo por ser hija de la democracia más que por ser nieta de la guerra civil”. El deseo fue invocado ante los Reyes el día pasado día 22 por el expresidente Felipe González, con el toisón de oro recién prendido en su pecho.

Habrá que desechar tanta estulticia, tanta burricie como la que muestran quienes tienen el deber, o la responsabilidad al menos, de no romper más cacharros de los que el uso deteriora con el paso del tiempo. Parece como si diversos mandamases de la política nacional pusieran sus mejores esfuerzos en todo lo contrario.

Es muy cansino asistir día tras día al cúmulo de disparates que oscurecen el ámbito de nuestra convivencia. Y llega uno a elucubrar sobre si estaremos sufriendo una especie de maldición como la de las siete plagas de Egipto, si se trata del asalto de unos malvados revanchistas o, lo que resulta más probable, que estamos a merced de una panda de incapaces de dar pie con bola.

Los seiscientos o setecientos actos anunciados por el Gobierno para dejar bien claro lo negro que era el franquismo, han quedado pospuestos para el próximo curso. La razón no es que entraran en razón ¡quía! simplemente la incapacidad para llevarlos a cabo; la misma incompetencia que les ha impedido utilizar durante los doce meses del 25 los fondos europeos perdidos.

Sacar a colación los Presupuestos Generales del Estado certifica la torpeza reiterada durante tres años y pico para poner al día, más que un mandato constitucional, las cuentas, nuestra conformidad con el empleo de nuestros dineros.

Y el concurso de escupitajos sobre el poder judicial convocado, atambores batientes, por los ocupantes del poder ejecutivo ante la sentencia que condena al fiscal vasallo merecería el insulto si no fuera porque por esa vía nada se arregla. Ya pueden caer chuzos de punta sobre esa especie de vicepresidenta que arengó a salir a la calle para salvar nada menos que la democracia, que su presidente no dejará de palmearle la espalda.

En el fondo, un consuelo: son muy malos, pasarán.

Cuánto ganaríamos todos si se hiciera realidad lo que Pedro J. anunció ayer en la fiesta con que celebraba los primeros diez años de su diario: “El primer Pacto de Estado que va a promover EL ESPAÑOL en esta nueva etapa, en cuanto haya la menor oportunidad, es el de la Elegancia Política. Un pacto de Estado que destierre los insultos, arrincone el odio y restablezca la concordia.

Amén.

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Posted martes, noviembre 25th, 2025 (2 hours ago) under Política.

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