La barrabasada

Felipe González, expresidente de la nación, 83 años, fue el joven laboralista que transformó un vetusto PSOE anclado en la memoria guerracivilista de finales de los setenta en el partido socialdemócrata de masas que culminó la transición gobernando durante más de una década.

De eso del poder sabe pues como nadie, y lo empleó con determinación para que el país funcionara. Y cuando perdió las elecciones, aunque por los pelos, dio paso a su oposición, no como aquí viene sucediendo últimamente.

Ayer, en el programa de Alsina en una radio nacional, devolvió a la opinión pública elementos de una realidad velada por la corrupción pedestre de dirigentes sanchistas.

Las mordidas, el puterío, las comisiones y el tráfico de influencias son objetos de consumo fácil para la masa. Pero hay otra corrupción, trascendente porque socava los cimientos del sistema. Y González la puso sobre el tapete.

La quiebra de principios básicos como la igualdad ante la ley o el respeto a las instituciones son peldaños de una escalera sin techo ni fondo por los que día a día el sanchismo sube y baja sin otro fin confeso que hacer de la necesidad virtud; es decir, vender su patrimonio con un objetivo único: la tenencia del poder.

Cuando Sánchez defiende su posición diciendo que no puede permitir que gobierne la derecha, el pequeño caudillo está cegando la voluntad popular al estilo de Maduro o Xi Jinping. Eso es corrupción.

Cuando pretende incorporar al poder judicial decenas de magistrados al margen del procedimiento normado, y otorgar a su fiscalía la incoación de los procedimientos, está manipulando en sistema. Eso es corrupción.

Cuando firma el compromiso de España de aportar a la OTAN lo que Trump ha mandado y al mismo tiempo presume de que del 5 por ciento, nada; que él se queda en el 2,1 porque es la cifra que le han dicho los militares, miente. Eso es corrupción.

Y así tantas otras cosas. González se explayó sobre el caso de la amnistía, epítome de la gobernanza sanchista. «Si esto se consolida, conmigo nunca contará nadie que haya participado en esto, que es pedirle perdón a los que han hecho la barrabasada«.

Tras lo cual anunció su voto en blanco en las próximas elecciones; sépanlo los militantes y sobre todo los votantes, vino a reclamar.

El trabajo de los socialistas durante años teme que «se deshaga como un azucarillo por una frase absolutamente inaceptable de que hay que hacer de la necesidad virtud» que pronunció el presidente del Gobierno al defender la amnistía.

«¿Dónde está la virtud?», añadió González considerando que Sánchez ha tenido una «absoluta falta de respeto al Tribunal Constitucional» por adelantar el miércoles el fallo de la amnistía que se ha votado un día después. También eso es corrupción.

Los comentarios y advertencias del refundador del PSOE hace cuatro décadas fueron lamentadas por el portavoz sanchista en el Congreso. A López le produjeron mucha tristeza porque su fino olfato le ha hecho ver que “González ha perdido todo el respeto y todo el prestigio que podía tener en la izquierda de este país» manifestó en TVE, que para eso está la cadena estatal.

En fin, ¿dónde anidan hoy especies tan preciadas como el respeto y el prestigio?

Compartir entrada:
Posted viernes, junio 27th, 2025 under Política.

Leave a Reply