En el ocaso del sanchismo todo sigue siendo insólito. Ríase usted de los diálogos publicados el jueves pasado entre los peones del Capitán. Ciertamente, muy flojo de memoria y una conciencia atrofiada hay que tener para ahora repudiar a Koldo, guardián en su día de los poderes para las primarias que le prestó la militancia.
“Ese no es de mi confianza” dijo queriendo marcar diferencias entre este sinvergüenza y los otros dos, los secretarios de organización del partido “limpio”. ¿Limpio, si baboseaban ante la pasta ordeñada a la sombra de mascarillas sanitarias, obras públicas, o quiebras empresariales? ¿Limpio enchufando putas en instituciones púbicas, o cuando se las disputan sin saber dónde pasar la noche llegan a un amistoso, “o quédate las dos, y a tomar por el culo”?
Por cierto, ¿serían de esta ralea las conversaciones que los cuatro mantuvieron en el Peugeot durante el año de la reconquista de las bases? ¡Qué nivel tenemos al frente de la nave!
El Capitán está por encima de las tormentas, su misión es llevar hasta el final el gobierno de coalición progresista. El caso es que nos saldrá carísimo.
Los chantajistas que le tienen cogido por sus debilidades nunca hallarán mejor momento y escenario para exprimir la ubre pública por exhausta que esté. Entre las exigencias de la defensa y la carencia de presupuestos, el Capitán tirará de la deuda con más fervor de lo que viene haciéndolo.
Y, naturalmente, si falta hiciera, el Museo del Prado se instalaría al pie del Tibidabo, o del monte Gorbea, depende del empeño y votos que pongan sobre la mesa los golpistas catalanes o los exterroristas vascos. Tan difícil es lo de la amnistía, y ahí está.
Pero quizá no pueda alargar su salvífico mandato como prevé; suponiendo que realmente así lo piense. En un tipo que hace un arte de la falacia, es posible que se sienta amenazado por una investigación sobre la financiación ilegal del partido, punto éste sobre el que pocos dudan.
Procedimientos español y europeo, dado el origen de los fondos asaltados. Lo de la auditoría, aprobada ayer precisamente, y a continuación otra independiente y las que hagan falta porque desde Filesa el “partido limpio” aprendió a manejarse en a, en b, en c, y hasta desde Venezuela.
Realmente no hacen falta más capítulos de esta saga que ha dejado la de Santiago Segura y su Torrente el brazo tonto de la ley en una secuela de Alicia, o de Blancanieves y sus enanitos. Muy negro tiene que verlo el Capitán para desenvainar la cimitarra contra Feijóo, Ayuso y Moreno. Y qué decir de los ditirambos dedicados a la gestión del gobierno progresista, el mejor en la historia democrática de España, cercado por la peor oposición de la misma historia.
En todo caso, muy negro ha de ver el horizonte. Cerró su comparecencia diciendo que ya estaba bien, que eran la cinco y tenía hambre. Y tras saciar su apetito, desmaquillarse y hacer como que hablaba con su vicepresidente segunda, se aprestó a lo suyo: restaurar el muro y rodearlo de tierra calcinada.