El 11-M del sanchismo

Dos Bonapartes, de la tragedia a la farsa.

En su pequeña obra “El 18 brumario de Luis Bonaparte” Marx acuñó una frase que hizo fortuna: La historia ocurre dos veces, la primera como tragedia y la segunda como una farsa. Se refería así a los autogolpes que en la Francia post revolucionaria de 1799 y 1851 dieron respectivamente Napoleón el grande y el chico, Luis Bonaparte, creadores del primero y segundo imperio.

Pues salvando muchas distancias algo así pueden significar dos fechas vividas en la España de nuestros días. El 11 de marzo del 2004 y el 28 de abril de 2025. En la primera el yihadismo asesinó a dos centenares de personas. La mayor tragedia vivida por los españoles en más de medio siglo.

En la segunda, España se apagó. Tres días después oficialmente se desconocen los motivos.

En aquel 11-M el Gobierno Aznar perdió las elecciones generales convocadas para tres días después. Sus fontaneros insistieron hasta última hora en que la tragedia era obra del terrorismo etarra. En la misma tarde de aquel día y desde París el PSOE recibió la noticia de que la tragedia llevaba firma islamista y Rubalcaba salió a la calle pidiendo “un Gobierno que no nos mienta”.

Según encuestas, dos millones de ciudadanos decidieron castigar a los mentirosos y Zapatero se alzó con la presidencia.

Qué está sucediendo ahora para que en tres días, lejos de conocer las causas del desastre, que puede haber dasatado cinco muertes además de pérdidas económicas multimillonarias, Sánchez vuelque las responsabilidades sobre empresas privadas sometidas al inflexible control de la Red Eléctrica que administra el Estado. Y, para más inri, siga guiñando ojos a un ciberataque que le permitiría apuntar a la cuenta del rearme los gastos necesarios para evitar que la historia se repita.

Ni ETA ni ciberterrorismo.

Por el momento, aquello de pedir un Gobierno que no nos mienta no parece que hoy suscite gran interés. La mentira ha adquirido carta de naturaleza en la política de los últimos ocho años; la mentira, el abuso de poder, el asalto a la ley y a cuantas instituciones están hoy en manos de perfectos indocumentados, habilitados por la amistad con el caudillo salido de unas primarias truchas.

La cuestión hoy, anegados por las mentiras, es otra con mayor trascendencia: ¿En qué manos estamos?

Cuando los hechos confirman que la Red recibió durante el mes señales de que podía desencadenarse lo sucedido, resulta hiriente que su presidenta Corredor asegure que todo se ha hecho muy bien. Que dimita a no importa un bledo a estas alturas, cuando tenía que estar ya hace tiempo pidiendo su reingreso en un registro de la propiedad.

Presumir de haber restablecido el servicio en poco menos de veinticuatro horas tampoco es como para atribuirse mérito alguno. La explicación pendiente seguirá siendo el por qué del apagón. La ministra y vicepresidenta Aagesen, que nadie conoce podría dar alguna explicación sobre la materia. Ella estuvo al frente de la cosa cuando su antecesora, hoy acogida en la Comisión Europea, burló la obligación que tenían de revisar y estudiar las consecuencias del mix energético en que se empeñó.

Deberíamos tomarnos en serio todo lo nuestro, ¿servirá para algo el apagón del 28 de abril?

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Posted jueves, mayo 1st, 2025 under Política.

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