Paz, Piedads, Perdón.

A moro muerto, gran lanzada. El hoy primer ministro del Gobierno de España ha perdido el oremus. Con la patria hecha un cisco y él mismo sin poder salir a la calle, busca abrigo tras el fantasma del general Franco, aquel Jefe del Estado nacido de la última guerra civil. ¿Cabe más ridículo que ver a un primer ministro de España alancear el espectro de quien hace cuarenta murió en cama?

A buenas horas, mangas verdes; Sánchez Pérez-Castejón se arroga hoy el mérito de haber acabado con una dictadura; juega como el cualificado trilero que es con una historia que desconoce. Porque ni aquel frío día de noviembre, 1975, nació la democracia, ni el PSOE puede arrogarse excesivos méritos en la lucha antifranquista que protagonizaba el PCE.

Sí que tuvieron los socialistas, y mucho que ver, con la implantación del marco en que emergió la democracia, pero por la vía opuesta que hoy taconea su jefe. Con la ayuda de muchos, de dentro y de fuera, de uno y otro lado, el saber hacer de sus jóvenes líderes y la memoria de unas siglas, se embarcaron en la operación que concluyó un referéndum, diciembre de 1978.

El camino de la democracia, abierto por la coordinación de propósitos y esfuerzos guiada por el Rey, Suárez y Fernández Miranda, comenzó realmente un año después del que ahora quiere celebrar este sinsorgo para remachar la división de los españoles. Lo persigue desde que se hizo con el Gobierno, hasta presumió de levantar un muro, hoy poco más que un bunker asolado por mor del pedrisco de mierda desplomado por y sobre los suyos.

Con él ahí no revivirá la socialdemocracia que como en todo el Mediterráneo europeo, Alemania incluida, España verá agostarse de no producirse un cambio drástico. El legado de este aventurero será el más negro del que hayan dejado los Gobiernos que se han sucedido en nuestra monarquía parlamentaria. No puede ser de otra manera mandando celebrar la muerte de un olvidado dictador y no de la Constitución que ampara los derechos y deberes de una sociedad que supo ganar el futuro cuando miró hacia delante.

Además de cretino irresponsable, es ágrafo. ¿Acaso sabrá quién fue Azaña, sí hombre sí, el presidente de la II República que en plena guerra civil pidió escuchar el “mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón?”

Compartir entrada:
Posted jueves, diciembre 12th, 2024 under Sin categoría.

Leave a Reply