No ha tardado ni un día. Se define como presidente de una “entidad dentro del espacio público compartido que es España, una España plurinacional, y del espacio público compartido que es Europa, una Europa de horizonte federal.” ¿Algo más?
La nación catalana, lengua catalana, escuela catalana, política exterior catalana… ¿algo como representante del Estado en aquella región? Tal vez; dice que su gobierno llevará a cabo ¡”la tercera gran transformación de Cataluña”; eso sí, dentro de las instituciones.
Naturalmente, se refiere a las instituciones que su amo y señor tiene colonizadas para desgracia de la normalidad democrática: una mayoría comprada en el Congreso, un Senado silenciado porque no es suyo, una fiscalía general convertida en abogacía defensora de sus intereses íntimos, la presidencia del Tribunal Supremo acosada tras un acuerdo trampa, el Tribunal Constitucional a su servicio por la desvergüenza de su titular, una diplomacia ciega y amordazada ante los desmanes de Maduro… y quizá pronto un Banco de España para bendecir el cupo catalán. ¿Algo más por atar?
El bueno de Illa no pasa de ser la voz de su amo, en falsete, eso sí. Aseado su aspecto para evitar confrontaciones que desnuden la verdad, por el momento. Pero hoy, desde la tediosa cuestión catalana, es el ariete mejor preparado para el asalto a la fortaleza del 78.
Pero la Constitución aún dispone en su defensa de una amplia mayoría de ciudadanos, tan plural que incluso cuenta con la adhesión silente de muchos socialistas. De su determinación depende que las tribus diversas que hoy vivaquean en las instalaciones sanchistas vayan perdiendo la esperanza de llegar a cobrar los favores que tienen prestados al gerifalte de La Moncloa.
La situación no está para bromas y hay demasiadas cosas por saber. Por ejemplo, de dónde viene la connivencia con los crímenes del sátrapa venezolano. La tragedia de aquellas gentes nos coge más de cerca a nosotros, españoles, que a cualquier otro pueblo. ¿Nada que explicar, que justificar, el papel de Rodríguez Zapatero, un expresidente de gobierno español siempre a la orden del tirano? ¿Trabaja el ministro de Relaciones Exteriores en algún documento, alguna medida, en lo que sea preciso para liberar a los secuestrados por el tirano?
Realmente el pobre Albares dio ayer la medida de sus cualidades definiendo a Zapatero como “un ejemplo de diálogo, de consenso y de honestidad política” y achacando a quienes habían reclamado su comparecencia para ser informados, que “demuestran una enorme nostalgia por dictadores muertos”. Lamentable. Como diplomático no tiene precio.Ni valor.
Muchas más convendría saber cuanto antes, a saber si el propósito de Sánchez es remedar en nuestro suelo el control del Estado que mantiene aherrojados a millones de personas en los paraísos de Putin, Maduro y otros.