Junqueras, Líder de ERC, y Sánchez, PSOE, en el Congreso.
Lo que faltaba. El cupo catalán, la solución para “federalizar el Estado”. Y el cretino se queda tan ancho, como si hubiera alumbrado el final de la guerra mundial tercera. ¿Un nuevo Churchill? No, simplemente el marido de una paisana sin licenciatura capaz de montar masters universitarios con el membrete de la mayor universidad española.
Lo del acuerdo con los republicanos catalanes sólo es la última balandronada de un fantasma acosado política y judicialmente por haberse saltado todas las reglas posibles, tanto constitucionales como de educación. ¿Le han visto responder a lo que le preguntan?
El personaje mordisquea la Constitución con la pulsión de la termita. No es la primera vez que atenta contra principios de nuestra convivencia tan básicos como la igualdad entre españoles. Pero lo hace de frente contra la Ley de leyes.
Es capaz de firmar un acuerdo con los delincuentes secesionistas concediendo que las relaciones entre Cataluña y el Estado (sic) estarán basadas en la bilateralidad. Y al tiempo se pone estupendo para afirmar que está muy feliz, porque defiende con pasión la federalización del Estado. Así es el personaje: absurdo. O ágrafo, o mendaz; ¿una federación compatible con la bilateralidad de una de sus partes con el todo? Tal vez un mero charlatán de feria.
De momento la bilateralidad radica en rendirse a la exigencia de romper la caja única del Estado. Le importa un bledo que la Hacienda General y la Deuda sean de competencia exclusiva del Estado. Así de específico es el artículo 149 de la Constitución, y siete después concreta que las Comunidades podrán actuar “como delegados o colaboradores del Estado para la recaudación, la gestión y la liquidación de los recursos tributarios de aquél.” ¿Más claro? Por cierto, entre medias, el 155.
Como el asunto toca las carteras de los ciudadanos muchos se rebelan en el resto de las comunidades. Los valores y principios pueden esperar, pero con la pasta no se juega. Y el socialista con cuota de poder territorial más lúcido, que quizá por ello lo tiene, ha puesto pies en pared. “Puigdemont vendrá y dirá ‘Ya estoy aquí’. Pero yo les puedo decir que ‘Hasta aquí’”.
¿Hasta dónde seguirá abusando de los poderes que le confieren los rompe patrias que le marcan el camino? Unos y otros han contribuido de forma decisiva, en algún caso incluso redactando indultos, reformas del Código Penal y otras hasta culminar la ley de amnistía. Elementos necesarios para borrar un pasado truculento, sí; pero también para eliminar frenos y penalidades en su irrenunciable regreso al punto de partida. Ni bilduetarras ni republicanos catalanes han manifestado su renuncia al golpe a la Nación.
Creerá realmente el sr. presidente de Castilla-La Mancha, que los destrozos causados por el secretario general de su partido han llegado ya a término. Ojalá su expresión “hasta aquí” no sea meramente retórica.
¿Hasta cuándo podrá seguir abusando de nuestra paciencia?
