Habrá otros casos, quizá, pero ninguno tan evidente, tan cabal, como la mutación del sanchismo en chavismo caribeño. Es lo que tiene tanto viaje del iluminado Zapatero a la Venezuela de Maduro. Y la confianza con que el sanchismo sigue tratando a Delfi, ¿recuerdan?, la vicepresidenta chavista que Ábalos y Koldo siguiendo instrucciones de Sánchez acogieron una madrugada de enero de 1920 hasta para ocuparse de sus pesadas maletas.
El personaje tenía prohibido pisar suelo europeo. Por cierto, nunca se supo la causa de aquella estadía en el aeropuerto madrileño. Quizá salga en unos meses dentro de las investigaciones judiciales sobre las actividades de Begoña en compañía de otros.
El caso es que, con el chavismo como enseña, Sánchez está haciendo primores en el destrozo de la normalidad política, incluso constitucional. La última, recortar las funciones del Senado, parte integrante de las Cortes Generales, desde la otra cámara del mismo poder legislativo, el Congreso que controla pagando los votos nacionalistas y ultraizquierdistas con el dinero de todos los españoles. Dinero, por cierto, del que no puede disponer sin tener aprobados los presupuestos del Estado.
Recordaba hace un par de días el expresidente González, refundador y alma del PSOE, por cierto, que en una situación semejante, al no poder gobernar con unos presupuestos aprobados decidió disolver las Cortes y convocar elecciones generales. Pero, claro, el pánico a las elecciones que tiene el aventurero de la Moncloa es homérico. No ha ganado ni una fuera de las primarias del partido, y eso en una segunda vuelta porque en la primera le expulsaron por tramposo.
Volviendo al atentado contra la voluntad popular que se expresa en el Senado al igual que en el Congreso lo hace, el chavismo que alimenta al triministro Bolaños no para en mientes al despreciar los dictámenes de los letrados de la cámara invasora. ¿Para qué todo un cuerpo de Letrados si poniendo un amigo al frente te resuelve cuanto el mando necesite? Lo de la Fiscalía, vamos.
¿Qué puede salir de un gobierno que concentra en un único ministerio las relaciones con los tres poderes cuya independencia define todo Estado de Derecho? Es más, ¿a cuenta de qué ha de ocuparse el Ejecutivo, con todo un aparato ministerial, del funcionamiento del Legislativo y el Judicial?
Estas, amén de la amnistía, los atentados al Tribunal Supremo que el Constitucional ejecuta, las presiones de un insólito Fiscal General travestido en defensor de los intereses del sanchismo; es decir, el tufo chavista del gobierno Sánchez, son las cuestiones que marcan tendencia, las importantes. Lo demás, Begoña. Koldo y compañía, es vergonzoso, impropio y tal vez elementos de desgaste, pero de menor calado. Es más, señorías de la oposición, distraen de lo que es sustancial.