De entre las tonterías que se escuchan o leen durante estos días, una de las más notables está relacionada con la filiación, o paternidad, de los bancos.
El forajido Puigdemont, que ahora visitan parroquianos acarreados desde el otro lado de los Pirineos como hace no tanto se llevaban peregrinos a Lourdes, ha terciado en la operación lanzada por el BBVA para tratar de merendarse el Banco de Sabadell. Para el candidato catalán, una nueva versión del “España nos roba”.
Hasta ahí podíamos llegar, ha venido a decir; ahora nos dejan sin banca catalana. Y se quedó feliz por haber encontrado un nuevo argumento para luchar por lo suyo contra la pérfida metrópoli.
Como viene ocurriendo con casi todo, las fronteras políticas se deslizan generalmente hacia lo peor, en este caso, del nacionalismo burgués al populismo cenutrio.
Tiene bemoles que el candidato con más ambiciones que bendiciones del independentismo desconozca nociones tan elementales de economía como el papel de los mercados financieros y el capital de los bancos. Naturalmente no tiene por qué saber, aunque debería, que las grandes empresas tienen muchos accionistas, entre ellos fondos internacionales de inversión que agrupan buena parte del capital de los bancos, que previamente han estudiado para cerciorarse de dónde ponen los dineros de sus clientes.
Resulta chocante que, precisamente él, no haya reparado en que con su declaración de independencia consiguió el éxodo urgente de grandes y pequeñas empresas con sede social radicada en Cataluña. Nada menos que siete mil setecientas salieron, y no han vuelto, a cualquier otra región española, no sólo a Madrid. Lo pudo haber visto, y desde primera fila, si el mismo no hubiera salido pitando en un maletero.
Precisamente el Banco Sabadell se asentó en Alicante, como CaixaBank en Valencia; y otras, como Abertis o Catalana de Occidente, dicen que el regreso no entra por ahora en sus planes.
¿Aprenderá el hereu de los Pujol, Penafreta, Marcial Alavedra y el resto de la cobla del 3%, hasta Mas, que los bancos no tienen padre? Ni madre. Los bancos son de donde la mayoría de su capital encuentre la mejor ubicación para cumplir su función, hacer negocio.
O sea que, por el momento, el BBVA seguirá pagando lo que le toque en la hacienda de la comunidad vasca, como el Sabadell, en Alicante. Y, por cierto, seguramente durante bastante tiempo, más de el que puedan estar pensando los dirigentes del primero.
Echar sobre la mesa de juego el órdago de una oferta hostil sin tener la mano y 31 puntos asegurados no parece lo propio. Hace ya bastantes años un maestro en estas lides me comentó, y en dos ocasiones, algo que no he olvidado: “las OPAS están para ganarlas”.