Clave importante el aforamiento de los diputados. No se sabe por qué Sánchez expulsó del Gobierno, 2021, a su ministro Ábalos: «Te tienes que ir y tú sabes porqué«.
Algo trascendental, peligroso, debía de conocer entonces para actuar así con uno de sus soportes y pilar en su reconquista del poder. Por si la terapia no fuera suficiente lo retiró también de la secretaría de Organización.
¿Qué demonios sabía el presidente del ministro que cobijó en Transportes la trama de las mascarillas y del salvamento de Air Europa?
Supiera lo que supiera, es de suponer que todo, permitió que en las elecciones siguientes ocupara el número dos en la candidatura del partido por Valencia. Si sus actos durante el fatídico 2020 fueron tan graves como para proscribirlo de sus dominios en el 2021, ¿qué razón pudo haber para seguir cargando con Ábalos en su grupo parlamentario?
Tal vez un pacto de mutuo apoyo: yo callo lo que sé y tú me garantizas la inmunidad; o tú callas todo cuanto sabes, y yo te cubro con la inmunidad parlamentaria. En cinco palabras: aforamiento a cambio del silencio.
Porque ambos sabían de memoria lo que la Constitución establece: “Durante el período de su mandato los Diputados y Senadores gozarán de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito. No podrán ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara respectiva… En las causas contra Diputados y Senadores será competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo”.
Salvo un cataclismo, que no es descartable, el aforamiento es la coraza que impida la labor de la justicia durante algunos meses. Concretamente, mientras la legislatura permanezca bailando sobre el alambre. Meses necesarios para aventar la basura nacional, una suerte de caiga quien caiga, como Sansón exclamó mientras derribaba el templo sobre sus espaldas.
Aquí hay quien usa aquello de ande yo caliente y ríase la gente que allá por el siglo de oro versificó Góngora:
Ándeme yo caliente
Y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.
¿Cuánto sabía Sánchez de las tropelías de sus cuadros, centrales y autonómicos? ¿No encontró candidato más limpio y adiestrado que Armengol para fungir de tercera autoridad del Estado? ¿Cuán arrepentido pueda estar de haber traicionado el pacto con Ábalos? ¿Y el jefe de Koldo respetará su parte? ¿Seguirá Cerdán exigiendo escaños a compañeros que continuarán aforados en un grupo mixto creciente? ¿Responsabilidades políticas, ética o estética?
Nota final: el fuero parlamentario es personal e intransferible; no cubre a Koldo, hermanos, cuñados, ni tampoco a esposas.