Tendría gracia que Sánchez cayera víctima de la Ley de incompatibilidades. ¡Bah, que tontería!, tal vez comentó cuando cualquiera de sus edecanes, el mismo ministro de los tres poderes, le pasó la reproducción publicada del acta del Consejo de Ministros que aprobó la mayor ayuda otorgada hasta entonces. La beneficiaria fue Air Europa y su holding: 475 millones en una línea de crédito de la SEPI, además de 140 facilitados antes por el ICO.
Hasta ahí, nada extraordinario, como tampoco lo parecía entonces, meses de muertes y aplausos en los balcones mientras una panda de chorizos se forraba con mascarillas chinas dopadas por el ministerio de Transportes.
En aquel Consejo, noviembre de 2020, nadie se abstuvo a la hora de aprobar el “acuerdo por el que se autoriza al Consejo Gestor del Fondo de apoyo a la solvencia de empresas estratégicas la aprobación de la operación de apoyo público temporal solicitada por Air Europa Holding SLU, Air Europa Líneas Aéreas SAU y Aeronova SLU«. Unanimidad absoluta.
Es lo habitual, salvo cuando alguno de sus miembros tiene intereses concretos sobre la materia tratada. Sucedió en otro Consejo celebrado exactamente un año más tarde sobre «la concesión directa de subvenciones para gastos de funcionamiento de fundaciones y asociaciones vinculadas con partidos políticos con representación en las Cortes Generales«.
El presidente y buena parte del gabinete se abstuvo; se lo imponía la Ley de incompatibilidades al ser militantes interesados. Su artículo 11 establece: “Los altos cargos servirán con objetividad los intereses generales, debiendo evitar que sus intereses personales puedan influir indebidamente en el ejercicio de sus funciones y responsabilidades”.
Y más adelante concreta: “Se consideran intereses personales: los intereses propios; los intereses familiares, incluyendo los de su cónyuge o persona con quien conviva en análoga relación de afectividad…”
Punto y aparte.
Javier Hidalgo, consejero delegado de holding de Air Europa firmó un convenio con el Africa Center del Instituto de Empresa. Los premios para la innovación turística promocionaron la imagen de la cónyuge del presidente. En marzo de aquel año 2020 la web de Globalia la mostraba dirigiendo un acto en Londres. Una semana después pedían la ayuda del ICO.
No era la primera relación con el empresario. Un año antes participó en un congreso de la OMT en San Petersburgo acompañada por el mismo Hidalgo y Víctor Aldama, uno de los cabecillas de la trama de las mascarillas y el ministerio de Abalos, lo que comenzó llamándose el caso Koldo.
Conclusión.
Estos datos, y otros, constituyen motivo suficiente para que el presidente se abstuviera en el asunto de los Hidalgo. Ha vulnerado la Ley de incompatibilidades. Como tantas otras.