El Código Penal tiene un artículo numerado como el 419 que al doctor Sánchez le viene al pelo. Comienza así: “La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, recibiere o solicitare, por sí o por persona interpuesta, dádiva, favor o retribución de cualquier clase o aceptare ofrecimiento o promesa para realizar en el ejercicio de su cargo un acto…” Está tratando del cohecho.
A primera hora de la mañana el presidente del Gobierno concedió una entrevista a su canal nacional de televisión en la que preguntado por las razones de la amnistía confesó “Lo que ha pasado es el 23-J”. Él que había rechazado siempre la amnistía cambió de opinión «para armar una mayoría estable de gobierno«. «En política hay que optar entre soluciones ideales o posibles». Y decidió pactar con ERC y JUNTS para no dejar gobernar al PP y Vox. Y por si quedara alguna duda, añadió sobre las concesiones a los secesionistas: “no era el paso que yo quería dar”.
Blanco y en botella, o verde y con asas, que tanta monta. En síntesis, compró los últimos siete votos que necesitaba para ser presidente, o sea en beneficio propio, a cambio de una ley para amnistiar delincuentes y otras cuestiones. Típico caso del llamado cohecho pasivo impropio. Delito, por cierto, también imputable a los suministradores de los escaños.
Que el pago, como la prometida ley de amnistía, sea de curso legal o no, ya veremos si a pesar de Conde-Pumpido llega a término; no es ahora la cuestión. Porque de ser declarada inconstitucional caería el agravante sobre el doctor de haber negociado con falsa moneda.
Pero es que además están las consecuencias de haber hecho almoneda de nuestro sistema con la intolerable peripecia de las negociaciones en tierra extraña supervisadas por un verificador.
O el sometimiento del poder Judicial al Ejecutivo que, bajo el velo del lawfare, pasa como si no pasara nada. Pedro ya hay creadas dos comisiones en el Congreso para revisar actuaciones judiciales. “Sus conclusiones pueden ser objeto de informe a la fiscalía”, afirmó el doctor como quien se fuma un puro.
Todo esto sí que es una ensoñación, y no lo del golpe que encabezó el ahora interlocutor del Gobierno del Reino de España.
De la bronca con Israel, para qué hablar. En el arte de crear problemas este tipo es un hacha. Pero somos nosotros quienes seguimos pagando los destrozos.