La apuesta estratégica del gobierno de Sánchez en materia de defensa y desarrollo industrial consiste en cambiar la denominación del Ejército del Aire. A partir de ahora España tendrá un Ejército del Aire y del Espacio.
Esta es la almendra del sanchismo. El órgano de gobierno de la Nación se ocupa de las cuestiones realmente vitales para los ciudadanos. Cambiar la nomenclatura de una de las tres armas de la Defensa, según la ministra portavoz, “tiene el trasfondo de una apuesta estratégica por la industria espacial… Como saben, hemos hecho una apuesta especial, una apuesta importante, por la industria aeroespacial”.
Y en vísperas de la cumbre OTAN dan noticia de un acuerdo firmado en diciembre del pasado año para la compra de 20 cazas eurofighters, poco más de dos mil millones. La decisión, importante, a juicio de los expertos parece adecuada. Pero, en fin, calificar cono “apuesta importante” dar trabajo a la INDRA recién asaltada por el sanchismo para suministrar radares y otros equipos de defensa electrónica, y a la base que Airbus tiene en Getafe para montar los aparatos que vengan de fuera, tal vez sea pretencioso.
La Armada Española, por su parte, no necesitará otra operación estética; lo que sí precisa es mayor atención, tecnología punta y completar los programas de fragatas, submarinos, anfibios, etc.
Y aprovechando que nos visitan tropecientos mil dignatarios, funcionarios y periodistas interesados en las cuestiones de defensa, el departamento de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática -que así se llama lo de Bolaños– ha propuesto, y el Consejo aprobado, una declaración institucional con motivo del Día Nacional del Orgullo LGTBI, antes sencillamente gay.
Larga como una cuaresma, comienza diciendo: «El Gobierno de España renueva su compromiso con los principios de libertad, de dignidad y de libre desarrollo de la personalidad de toda la ciudadanía, incluidas, como no puede ser menos, las personas LGTBI.” Lo de “como no puede ser menos”, expresión propia de contertulios ganando tiempo para pensar lo que decir, ha sido elevada a categoría administrativa. Y por cierto, en un gesto que le honra, el cántabro presidente del Instituto Nacional de Estadística ha dimitido, como no podía ser…, después de ver asaltada la independencia de institución que presidía por ministros quejosos de que las estadísticas los desmintieran.
Y ya puestos a expresarse con precisión, el documento oficial prosigue: “Las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans, no binarias, intersexuales, todas aquellas que no se adecúan a los patrones y jerarquías sexuales del patriarcado, reciben hoy el apoyo del Gobierno de España, que comparte su orgullo por una diversidad que nos enriquece, que nos da fuerza y nos define.”
Feminismo radical en vena lo de las “jerarquías sexuales del patriarcado”. ¿Quién dijo que Sánchez no tiene ideología? Lo de la resiliencia es un mero disfraz.