¡Olvídense!

El diputado Rufián presumiendo del éxito de su chantaje.

Convengamos en que muy raro hay que ser para aguantar a un chulo de bolera dictando a los diputados socialistas, a su Gobierno, a la Policía Nacional y a quien se le pusiera por delante aquel “Olvídense” con que remató su hazaña de haber impuesto a Mi Persona la retirada de 8 millones en los PGE para arreglar una sede policial en la ciudad condal.

Un “Olvídense” que recordaba a otro insigne demócrata, el golpista y luego presidente Chavez, cuando a la voz de “¡Exprópiese!” ordenaba a sus comandos saquear propiedades.

Es el imperativo de la sinrazón, está claro. Porque la razón no llega a comprender que el poder ejecutivo de una democracia representativa se achante ante la exhibición de fuerza hecha por uno de sus socios. El republicano rufián exhibía su poderío ante las cámaras como Judith regresó a su sitiado campamento con la cabeza de Holofernes en alto, o Salomé con la del Bautista tras arrancarle su decapitación a un Herodes borracho de velos y vino.

Hay que preguntarse a quién está representado el señor Sánchez, ¿o es él mismo, Su Persona, sujeto y objeto, representado y representante, dentro del juego político que fundamenta nuestro sistema?

Las componendas con sus soportes parlamentarios le permiten seguir donde está pero superan el límite de lo decente; y también de la lealtad debida al ejercicio de su cargo. El uso de fondos públicos para la compra de favores políticos es una forma de corrupción que, naturalmente, su fiscalía no osará investigar.

Todo tiene su precio, y él lo paga religiosamente. Es la única actividad en que cumple su palabra. Hace de su capa un sayo y, caiga quien caiga, a vivir que son dos días. O cuatro, mejor.

Resulta un tanto desolador ver cómo inseminan el euskera en las cabezas de la infancia de toda Navarra como avanzadilla del proceso colonizador que los independentistas vascuences llevan a cabo en el antiguo reino con el apoyo solidario del actual partido socialista. ¿Qué habrá sido de aquel ministro de Tafalla que cuidaba de la Industria, la Economía y la Hacienda en los gobiernos socialistas de Felipe González?

Y así tantas otras cosas, como imponer a los canales internacionales el doblaje al catalán de parte de sus contenidos o, a petición de los vascos, revisar con una ley las denominaciones de origen vitivinícolas que abarquen a más de una autonomía; vamos, que quieren mandar en La Rioja también.

Alfonso Guerra, vicepresidente de gobierno durante unos cuantos años, en el congreso socialista celebrado en Suresnes, otoño de 1974, atribuyó al canciller Bismark una frase contundente: “Estoy firmemente convencido de que España es la nación más fuerte del mundo. Lleva siglos tratando de destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido”.

Dijera quien lo dijera, hoy parece llena de sentido.

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Posted miércoles, noviembre 24th, 2021 under Política.

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