Lo que está sucediendo en la campaña madrileña es de aurora boreal. Más allá de cartas cargadas que pasan el escáner y la navaja de un loquito que pone su nombre y dirección en el remite; más allá de los aspavientos tipo “todos somos Maroto”, de la conversión del BOE en un pasquín partidista y del nuevo asalto a la Corona a cargo del populista bolivariano, lo notable es ver al candidato socialista -perdón, sanchista- convertido en promotor del triunfo Ayuso, la rival popular.
Lo del cordón sanitario contra Vox es el colmo de una cadena de errores perpetrados por el miedo a ser puesto en evidencia la tramoya del gobierno Frankenstein, como calificó al de Mi Persona el último secretario general socialista que ha tenido el PSOE, Pérez Rubalcaba.
Comenzó el sanchismo poniendo al profesor Gabilondo en una sábana tipo Laporta, el del Barça, en plena Gran Vía para alertar sobre “el gobierno de Colón” mensaje cristalino: salto al terreno de juego rumiando mi propia derrota.
Pronto cambió a un “Ahora, sí. Por Madrid” que, suscrito por un candidato que repetía por tercera vez, hizo al común preguntarse ¿habría ido de coña a las anteriores?
Luego, un “Hazlo X Madrid”, que al cabo de unos días completó con un “No sólo por Madrid, es la democracia”.
La cartelería en sus diversas modalidades fue completada en el debate electoral con un destape inesperado en quien poco antes había dicho que con este Iglesias, nada que hacer. Retomó el mensaje de la sábana inicial: “Querido Pablo, confío en que apoyes un gobierno para frenar la foto de Colón. Pablo, querido Pablo. Si nosotros tenemos una mayoría como tenemos que tener y como muestran esas encuestas espero tu apoyo y la posibilidad de poner un dique de contención de frenar al Gobierno de Colón”.
Para rematar con un: “Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones”.
Y así Gabilondo dio con la puerta en las narices a quienes pudieran acercársele desde su derecha, caso de algunos Ciudadanos, consolidando de paso los muros de la mayoría popular. Lo reconoció paladinamente: “En el debate constaté claramente que Ciudadanos ha vuelto a optar por el Partido Popular, porque Ayuso sea presidenta”.
Por si no bastara, fustigar a Vox y denunciar su posible entrada en el gobierno de la comunidad, deja al pobre Edmundo colgado de las farolas mientras sus amigos corren a votar directamente a Ayuso para que no necesite los votos de Monasterio.
Más claro… Tal vez todo ello le sirva próximamente para aposentarse en el palacete del Defensor del Pueblo, más céntrico que la Asamblea madrileña.