No sé quiénes son los “nosotros” a los que se refería esa portavoz sanchista que atiende por Lastra, para descalificar a quienes desde su mismo partido, se atreven a discrepar; osan afirmar sus credenciales socialdemócratas, o simplemente democráticas, frente a la deriva populista de la coalición Frankenstein.
Con desvergüenza sin límites, rayana en un racismo que discrimina a “los otros”, los que no son “nosotros”, esta asturiana sin más carrera que la militancia en las juventudes socialistas de Ribadesella desde sus 18 marzos, ha tenido el descaro de erigirse en adalid de una nueva ruptura, la intergeneracional.
Las que llevan provocando dos años, dividiendo esquemáticamente a los españoles en categorías binarias, progres-fachas, constitucionalistas-republicanos, ateos-meapilas, etc., no bastan a la coalición de progreso para desguazar la sociedad española. Ahora enfrentan generaciones, jóvenes-viejos; sin matices. Quienes no son de los nuestros son viejos, simplemente viejos, y con lo viejo ya se sabe lo que hay que hacer.
La dialéctica perversa del “si no callas, ayudas al PP” produce alipori. Los viejos, a callar, como esta tarde decía henchida de fervor una tertuliana en Onda Cero. Y es que Adriana Lastra marca tendencia.
” Nosotros” ¿son los de la coalición, o incluimos a los paganinis que con sus votos hacen posible la fiesta: bilduetarras, golpistas catalanes, vizcaínos de la margen derecha del Nervión y demás compañeros de viaje?
Tal vez el prototipo de ese nuevo sujeto histórico sea el vicepresidente que mueve la cuna del líder máximo y así habla:
“Podemos entender nuestro presente como un momento en que todo es posible… Eso no quiere decir que nosotros lo tengamos fácil, eso no quiere decir que no pueda haber bajas en el camino, eso no quiere decir que no puedan acabar conmigo. Ningún ser humano está libre de que una bala perdida acabe con él en la batalla. Pero tengo la sensación de que, en tanto proceso histórico, nuestras posibilidades son modestas pero interesantes.
La fuerza republicana de implantación estatal con más peso electoral, y creo con un discurso ya armado, es Podemos … La política presenta escenarios en donde el talento de la dirección política tiene que ver con ocupar los espacios que quedan disponibles
Formar parte de la dirección de Estado nos permite formar cuadros de gobierno que no tenemos, nos permite un conocimiento y una praxis de Estado (que no se adquiere estando en gobiernos municipales y en gobiernos autonómicos) y nos permite participar, aunque sea desde una posición modesta, en decisiones cruciales sobre la dirección del país.
Lo vamos a tener siempre más difícil. Nosotros siempre vamos a tener que combatir con una mano atada a la espalda, cuando todos nuestros adversarios van a tener las manos libres, nosotros siempre vamos a tener un ecosistema mediático desproporcionado en contra nuestra, vamos a tener enemigos muy poderosos… Pero, de nuevo, tenemos que mirar con los ojos de los historiadores y entender cómo han sido las condiciones políticas en las que la gente que pensaba como nosotros ha tenido que trabajar.”
Así habla Iglesias, uno de “nosotros”, cualquier día capaz de hacer suyo lo que Nietzsche dijo de su “Así habló Zaratustra”: “he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta ha recibido.”