En fin, habíamos oído de todo sobre la forma jurídica del Estado español, pero lo del “Estado compuesto”, fue introducido ayer noche por el presidente cum laude. El concepto no es nuevo; así se denomina el que está dividido en colectividades soberanas, política y jurídicamente. Un ejemplo, la Commonwealth of Nations británica: medio centenar de países soberanos e independientes que guardan lazos con el Reino Unido y su Corona. ¿Eso quería decir el jefe del Gobierno español?
Como queriendo explicarse, Sánchez añadió “El Estado compuesto, el Estado autonómico”. Pero lo del Estado compuesto puede dar mucho de sí… Como el “concepto discutido y discutible” que la Nación era para Zapatero.
Entre eso y el “todos y todas nosotros” con que se adornó en otro momento, el presidente sigue mostrando su capacidad más creativa e innovadora, o sea progresista. Aunque la verdad sigue cogiéndole ausente. Miente, como cuando culpó a los medios de publicar disensiones que no existen en el seno de su gobierno progresista.
Pobres medios, que no han hecho otra cosa que reproducir discusiones internas llevadas a la calle, como la de la ministra portavoz Montero y el de Justicia, Campo, a propósito de una ley que hará el vicepresidente de lo social. O la del propio Iglesias cuando tildó al mismo Campo de “machista frustrado”; o la más reciente con el ministro de la Seguridad Social. Y la de la ministra de Defensa con el de Interior, etc.
Y cuando la mentira no cabe recurre al llamado método Ollendorff, aquel invento del profesor de idiomas francés que para enseñar los adverbios comparativos ponía conversaciones del tenor siguiente: – “¿Tu casa es más grade que la de tus padres?”. Respuesta: – “Sí, pero la de mis padres es más bonita y tiene mejor el jardín de la ciudad”.
Eso fue lo que ocurrió ante pregunta tan directa como la que le planteó el redactor de El País: “¿Por qué no levanta directamente el teléfono y llama a Casado; cuántas veces han hablado durante esta crisis?”.
Después de hacer tiempo antes de responder reiterando cuanto venía diciendo, echó mano del manual del francés y contestó: “Lo importante es ser conscientes de que, en esa tarea de desescalada, en esta tarea de reconstrucción, tenemos que encontrarnos todos. Sobre todo aquellos partidos políticos que gobernamos en comunidades autónomas, que gobernamos en ayuntamientos, o que han gobernado o estamos gobernando en el ejecutivo español, en el gobierno central. Y en ese sentido apelo a la generosidad, a la responsabilidad, al compromiso con España de todos y cada uno de los territorios y de todas las fuerzas políticas. A lo largo de estas conversaciones que he mantenido con fuerzas políticas durante la pasada semana y espero culminar este lunes, he encontrado, fíjese, en grupos políticos con opiniones diversas, con proyectos políticos antagónicos un mismo común denominador para poder encontrar… etc, etc. etc.”
Total: nos quedamos sin saber por qué no coge el teléfono y llama al jefe de la oposición, ni tampoco cuántas veces han hablado durante este largo mes bajo el estado de alarma.
No tiene remedio. Con eso y con todo, hay que alumbrar la salida. Una vez fuera, se pasa la cuenta y listo; a volver a empezar, como hace diez años.