Parieron los montes y salió un ridículo ratón. Esa fue la noticia de ayer. Sánchez, aún presidente del Gobierno, anunció el lunes que su gabinete aprobaría el martes un paquete de medidas para hacer frente a la crisis desatada por el coronavirus. Y concluida el martes la reunión, el doctor salió a la sala de prensa para anunciar su paquete.
Tremendo paquete, claro que en este caso no sabe uno con que acepción quedarse de las que la RAE acopia del término. En una se refiere al “conjunto de disposiciones tomadas para poner en práctica alguna decisión”; pero hay otra: “persona torpe y aburrida”.
Parece excesivo llamar paquete a las decisiones que el llamado gobierno de progreso puso sobre la mesa. Todo un Consejo de Ministros en la Moncloa, y la asistencia al celebrado a distancia por el Consejo de la UE, para disponer prohibir los vuelos con Italia, suspender los viajes del IMSERSO, cerrar las puertas del fútbol, considerar baja laboral a los aislamientos preventivos y, detalle fundamental éste: en las prisiones quedan prohibidas las salidas programadas, salvo los permisos ya concedidos en aplicación del artículo 100.2.
(Entre paréntesis: o sea que en medio de este pandemonio Sánchez, o Iglesias, no olvida a sus socios; los delincuentes Junqueras, Romeva, los Sánchez y demás pueden seguir disfrutando del favor penitenciario. Que los liberados trasladen el virus a los encarcelados en Lledoners le importa tanto al gobierno nacional socialcomunista como al regional que preside un okupa: un bledo.)
Lo dispuesto denuncia que el gabinete está in puribus. Tratando de paliar la incompetencia, el doctor anunció que habrá más medidas para aminorar los efectos económicos de la crisis. Serán las mismas que ya están dispuestas en nuestros vecinos europeos, y muy similares a las que le ofreció Casado hace un par de días.
Por eso suena a coña que el doctor reclame unidad apelando a que “los españoles quieren ver a todos los responsables políticos unidos”. ¿Unidos en torno a qué; ¿no le valen las medidas que la oposición le ha adelantado, o tal vez no se incluye él mismo entre los responsables?
Vendedor de medias más que de medidas, se descubre al ponerse solemne para recitar ajenos eslóganes disfrazados de promesas: “haremos lo que haga falta, cuando haga falta y como haga falta”. y dónde haga falta”. Ni más ni menos.
Penoso remedo de aquello, “lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas, ¡nunca nos rendiremos!”, que Churchill prometía en 1940 con la autoridad que confiere ser dueño de sus palabras.
Claro que es como comparar a Dios con un …
P.S. Además de aprobar el paquete, aprovechando el ruido del coronavirus y que en su tierra valenciana han suspendido las Fallas, el gabinete se ocupó en designar embajadora ante la OEA, Washington, a la exministra de Sanidad, Carmen Montón. Duró apenas tres meses en el anterior gobierno Sánchez. Su pecado fue una tesina, la de ella no la de su jefe. De 52 páginas, 19 eran puro plagio. Sin otras habilidades académicas conocidas se apuntó a un máster sobre “Estudios interdisciplinarios de género”. Experiencia diplomática y conocimiento del mundo latinoamericano no se le suponen, la verdad. ¿A quién le importa?