El alegato de los golpistas catalanes en favor de un gobierno Sánchez demuestra varias cosas. Tal vez la más significativa sea que en el ruedo político no todo es simulación y hay quienes juegan por derecho.
Qué duda cabe de que ese escrito de los Jordis y otros procesados destroza la táctica del escamoteo con que el candidato Sánchez Pérez-Castejón juega sus cartas electorales travestido de centrista español. Lejos de favorecer sus expectativas, el arrime de los separatistas repone sobre el tapete la cuestión catalana que con tanto empeño la Moncloa trata de borrar, y eso puede costarle muchos cestos de papeletas el próximo día 28.
Si eso fuera así, ¿por qué quienes le quieren en el Gobierno de España le propinan ese revés en plena campaña electoral? La cuestión es así de sencilla, pero no tanto su respuesta.
Caben en mi opinión dos razones. Una de ellas estaría basada en que los golpistas imaginen que más allá del electorado socialista haya ciudadanos que prefieran la rendición de los principios constitucionales pare cerrar cuanto antes el conflicto. Su apuesta por Sánchez jugaría en esa dirección.
Podría ser así, pero me inclino a pensar que la razón del aparente dislate estriba en que para los nacionalistas sus movimientos tienen carácter estratégico. Han tomado nota de que las prisas y desplantes no conducen a nada, y llegado a la conclusión de que el tiempo es un factor esencial. Una nación no se engendra en una ni en dos legislaturas; tal vez nunca, pero mientras estemos en el camino hacia la tierra prometida, el maná seguirá cayendo del cielo, o sea Madrid.
Esa dimensión estratégica dota de coherencia a una política que mira más allá del tacticismo cortoplacista que suele presidir la actuación de los demócratas, incapaces de recrear un sistema de concordia nacional.
Dentro del cúmulo de falencias acumuladas en los ocho meses de mandato, Cataluña es el garbanzo más negro que el actual presidente en funciones ocultaba en su despensa. Que sus aliados proclamen que quieren seguir siéndolo prueba que los golpistas no se andan por las ramas, van a las raíces y suben por el tronco.