“El rey y yo”, musical de los años 40 de Rodgers y Hammerstein II, está inspirado en las memorias de una maestra británica del siglo XIX en Siam, hoy Tailandia. Su éxito, el actor Yul Brynner la representó 4000 veces en los escenarios, fue rematado una década después por la adaptación cinematográfica que consiguió cinco Premios Oscar. ¿Llegarán a tanto las memorias del doctor Sánchez?
Intentar lo está intentando, poniendo en ello sus mejores esfuerzos. Su ansia de protagonismo es infinita; a estas alturas sigue perorando “yo soy el presidente del Gobierno”, como hace unos meses en el memorable discurso donde se definió once veces como tal. Ahora insiste en su función de eje universal remarcando que lo que hace, lo hace personalmente. Le importa un bledo la verdad, porque ni personalmente ha escrito sus memorias, ni el libro sobre diplomacia y la economía, ni la tesis cum laude original. (Perdón por lo de original).
Pero lo que realmente hace indigno al personaje es la utilización de la figura del Jefe del Estado; el Rey y yo…
Resulta que don Felipe VI compartió al ciento por cien, dice, su generoso gesto de someterse a una investidura para desatascar la situación parlamentaria en 2016.
Pero el no va más, el non plus ultra es la revelación de que “fue el Rey quien me desgranó la propuesta de Iglesias, que quería formar un Gobierno de coalición conmigo” ¿El Rey borboneando? Insólito primer ministro alimentado por una incultura enciclopédica (perdón por el oxímoron) o por el inconfeso propósito de cargarse la monarquía parlamentaria.
Cuenta que al no presentarse Rajoy a la investidura el Rey le telefoneó preocupado porque “la situación en la que quedaba el país era de bloqueo absoluto, pero además endosaba a la Corona la resolución de un escenario muy complejo”.
Desasosiego aliviado por su generosa respuesta: “Le di mi palabra de desbloquear las instituciones y él me lo agradeció muy sinceramente. El Rey estaba tan decidido como yo a romper el bloqueo institucional en que nos situaba Rajoy”.
Claro que el drama se torna en comedia al leer que “se fraguó entre Felipe VI y yo una relación de complicidad que superó, y sigue superando al día de hoy lo institucional. En aquellos días intensos, don Felipe y yo tuvimos la oportunidad de conocernos de verdad, en lo más personal, en una situación que ninguno de los dos buscábamos ni esperábamos, y en la que nos colocó la irresponsabilidad de otros”. EL Rey y yo…
Hasta la Reina entra en la función, “quería conocerme personalmente”. A mí, personalmente …
Al “Manual de resistencia” de este insólito personaje sólo le falta música; cerrar la última página con aquel «Shall We Dance?«, que Deborah Kerr y Brynner bailaban para concluir una historia de amor… imposible dadas las circunstancias.