Viendo el comportamiento de Sánchez durante el debate vivido esta mañana en el Congreso pensé en esa especie de pájaro gigantón que no vuela, el avestruz. Durante los veintiocho minutos que duró el parlamento de Casado no levantó la vista del escritorio de su escaño.
Dicen que no es tan cierta la creencia popular de que, cuando le vienen mal dadas, el avestruz entierra su cabeza en la arena; al parecer, lo que hace es bajar la vista a ras del suelo tratando de pasar desapercibido como si fuera un objeto inanimado del paisaje.Exactamente lo que hizo el presidente de este extravagante Gobierno ante la retahíla de reproches, consejos y demás razones que el popular le dirigía.
El avestruz, hasta tres metros de altura y ciento ochenta kilos los machos bien alimentados, tiene el cerebro del tamaño de una nuez. Es una especie de capricho de la naturaleza; un gorrión convertido en camello, que es como en griego se denomina al bicho.
Corre que se las pela cuando olfatea el fin de sus días, y sólo cuando no ve salida se enfrenta a patadas con su acosador.
Nuestro avestruz particular se encuentra en un momento de incertidumbre. El cuerpo le pide correr sin detenerse en minucias sobre un avión, helicóptero y cuanto sirva para proseguir la aventura, pero se ve con la oposición pisándole los talones y, en frente, el desafío pertinaz del golpismo catalán.
Tocado por la reciente experiencia sufrida en Andalucía, siempre de derrota en derrota ante las urnas, al doctor chisgarabís no se le ha ocurrido mejor cosa que envolverse en la bandera nacional que también es roja, como dicen en la marcha de la revista del maestro Alonso Las Leandras, banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda…
Pero de ahí no sabe pasar, o no se atreve. Sigue requiriendo sensatez a Torra, como si esa dimensión humana cupiera en el ser de un xenófobo golpista. Despliega Sánchez todo un abanico de medidas a tomar en caso necesario, dice, como si no hubiera sido ineludible desde que se sentó en el banco azul.
El avestruz entra en celo durante el mes de mayo, ¿durará su aventura hasta entonces? Buena ocasión para presentarse arropado en ese carrusel de elecciones varias, europeas y locales, que por entonces habrán de celebrarse. Lamentablemente ni las experiencias por él vividas ni los hechos que jalonan la presidencia corren a su favor.
Como un nuevo Sansón, el avestruz podría caer sepultado bajo los escombros del centenario partido socialista. Brillante manera de pasar a la Historia.