La administradora única de RTVE escalfa a un diputado de la oposición que es mezquino y miserable por referirse al enchufe que su hijo disfrutó en aquella casa. ¡Mezquino y miserable! Fea se pone la cosa cuando un compareciente en el recinto de la soberanía nacional responde de tal modo a una crítica de su gestión.
Pero con ser notable el despropósito más aún lo fue su insistencia en que el pluralismo ha vuelto a los programas informativos. ¡Pluralismo! Eso es llamar imbéciles a cuantos han huido de los telediarios que edita el comando encargado de los telediarios y demás espacios para la promoción del doctor chisgarabís.
El CIS de Tezanos se encargará pronto de mostrarnos cómo crece la audiencia de los canales de la nueva televisión plural; ya ha empezado. Como hace con los partidos, mensualmente para que no decaiga porque bien sabido es que no hay verdad más acrisolada que una mentira reiterada. Meterá en su barómetro la asistencia a las cadenas. Y la administradora única podrá seguir haciéndose un sayo con la capa de la televisión pública.
Qué pueda estar administrando una persona de sus características profesionales en una empresa con más de seis mil trabajadores y mil millones largos de presupuesto es un arcano tan inextricable como la razón por la que Sánchez no convoca elecciones vista la distancia que saca a la competencia. ¿Tan poco se fía de Tezanos?
Tan poco como monseñor Parolin de la doctora Calvo. Antológico el ridículo incurrido por la vicepresidenta tras su entrevista con el Secretario de Estado del Vaticano. El farol duró un par de horas, las que Roma tardó en hacer saber urbi et orbi que no le concierne el destino de la momia; asunto de la familia del finado hace ya cuarenta y tres años. Y aquí paz y después gloria.
Lástima de gastos de viaje a Roma, pero como el dinero público no es de nadie, que dijo la señora… Eso sí, la vicepresidenta no quiso testigos nacionales en la audiencia. El embajador Bugallo fue cesado el viernes. Casualidad. Y como Zapatero hizo, Sánchez envía al Vaticano a una diplomática, Carmen de la Peña Corcuera, con una trayectoria valiosísima para la plaza: ha sido embajadora en Etiopía, Seychelles, Yibuti y Qatar. En fin.
Parece mentira que la que presumió de haber sido cocinera antes que fraila, y hoy ocupa el segundo escaño del banco azul, no aprenda de las oportunidades que su partido le ha brindado durante años. En París aún resuenan aquellas palabras suyas “deseo que la UNESCO legisle para todos los planetas”. Ocupaba la cartera de Cultura en el gobierno socialista de hace diez años.
Calvo es prototipo de la ligereza con que se pronuncian los socialistas desde aquel presidente hasta el actual. Su capacidad de improvisación es tal que pueden soltar disparates con la mayor seriedad. Un día quiso presumir de no se sabe qué diciendo solemnemente: “Recordando al genio Leonardo da Vinci: lo que mueve el mundo no son las máquinas, sino las ideas”; bien. No le faltaría razón si hubiera atribuido la sentencia a su autor, Víctor Hugo, nacido tres siglos después que el de Vinci.
Pero nada de todo ello le hará desmerecer frente a su jefe, el doctor chisgarabís que escribía “desde Soria, cuna de Machado” a los profesores de enseñanza media…