Una de las cosas claras en el panorama nacional, si es que alguna hay, muestra a populares y ciudadanos forzados a entenderse, caso de que unos y otros aspiren a gobernar este país; incluso más que entendiéndose. Cada día resulta más difícil diferenciar sus perfiles ideológicos, que acabarán por confundirse si prosiguiera el trasvase de populares hacia las hoy frescas corrientes de los emergentes.
De momento actúan como dos gallitos en corral sin dueño, cacareando unos de estar a salvo de la corrupción, lacra que mantiene desguarnecidos a quienes achacan a los otros su exigua, por no decir ninguna, experiencia de gobierno. Y así se pierden un tiempo que la mayoría de españoles ve agotarse sin que alguien surja decidido a resolver los problemas pendientes.
Resulta lamentable la negativa de los C’s a prestar un diputado a los PP para disponer de las atribuciones de un grupo parlamentario. También lo fue la insistencia de los peperos en que los ciudadanos hicieran valer con más fuerza su triunfo electoral ante la conformación de la nueva legislatura catalana. Juego de villanos, uno y otro lance, en el que todos salen perdedores.
¿A qué esperan para jugar sus cartas en la nueva partida? Los recientes sondeos políticos sugieren que el viento de los votos no sopla en favor de las izquierdas diversas; de la sangría de los podemitas apenas se benefician los socialistas, y entre estos continúan las defecciones hacia todavía nadie sabe dónde. ¿Esperan ciudadanos y populares que el maná les caiga del cielo? Eso ya no sucede.
Miren en derredor y verán que más allá del fenómeno Macron que el pasado año cerró una fase de la Quinta República francesa, hay realidades como la perenne entente entre los dos partidos que garantizan el liderazgo del centro derecha en Alemania, con las mayorías respectivas de CSU y CDU en Baviera y el resto de los landers.
Aquí C’s acaba de ganar las elecciones en Cataluña, y hace menos de dos años PP las ganó en el resto de España ¿tanta será la soberbia que ciega a ambos partidos hasta impedir cualquier exploración sobre la virtualidad de una estrategia compartida?
Quizá acaben siendo conscientes unos del lastre que arrastran por mor de la cofradía de corruptos que mantuvieron en su seno; hasta ahora las circunstancias redujeron tanta basura a la categoría de mal menor a la hora del voto, pero la crisis ya pasó y la limpieza no parece haber llegado.
Y los otros, de la bisoñez que cubre sus vergüenzas; la pillería de ir a pelo y a pluma, aquí con los populares y allá con socialistas, tiene un recorrido demasiado corto como para despegar con garantías de vuelo sostenible.
Sólo así cabría esperar hasta lo imposible.