Se hizo el mártir, demonizó España, vio cómo a su paso no se abría ninguna puerta, se tomó unas birras y, hecho el payaso en tres idiomas, a media tarde Augusto hizo como que se volvía, pero no; decidió darse un paseo por Flandes en el día de todos los santos. ¿Tendrá el “legítimo gobierno de la Generalitat” caja de resistencia para pagar los viajes de su presidente y consejeros adjuntos?
Cada vez que habla recuerdo a Pepe Tonetti, el superviviente de aquella pareja de payasos que formaba con su hermano Manolo, el “Carablanca” hace unas cuantas décadas. Pepe era el “Augusto” del tándem nacido en mi Cantabria, el payaso que hace reír de verdad con su pinta y trastadas. Wiki describe el personaje del Augusto diciendo que “lleva peluca grotesca, zapatos enormes y es totalmente impertinente y es el promotor de todo tipo de travesuras. Desestabiliza al payaso blanco, desbaratando todas sus iniciativas. Con su intervención, la catástrofe está asegurada.” ¿Es así Puigdemont, o no? Y Junqueras, sigiloso haciendo de Carablanca.
El pánico que sufre ante la contingencia de entrar en prisión, como confesó en la tarde que barajó convocar elecciones y olvidarse de la DUI, le hizo pasar a Francia en coche para evitar los controles informáticos de los vuelos. Y fuera se mantiene con la esperanza de que cualquier reclamación tarde meses en sustanciarse.
“Augusto” está ya al otro lado; el 21 de diciembre le pillará lejos. Qué gran líder se pierde el pujolismo. O no; quizá le pusieron el coche para cruzar los Pirineos en un intento de taponar la fuga de votos en la antigua Convergencia. Dónde recaigan es la gran cuestión. En cualquier caso, la situación es bien distinta de la de hace quince días. Y sin embargo… ¿quién sabe?