Lleva años dando pruebas suficientes para ser sacado de la política pero no por sus ideas, faltaría más, sino por bobo. La última, su reacción a la petición de inhabilitación hecha por el fiscal por ciscarse en demasiadas cosas serias en cualquier Estado de Derecho, comenzando por la Constitución y concluyendo por los mandatos del TC.
Aunque lo cierto es que esos nueve años, o los que la Justicia disponga, son irrelevantes tanto para Homs como para su flamante partido a punto de ser engullido por las fauces de la izquierda republicana del profesor Junqueras, el interlocutor habitual de la vicepresidenta del Gobierno.
Lo del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT) no es propio de la sociedad catalana. Todo tenía un sentido dentro de aquella Convergencia Democrática pujolista hasta que acabó floreciendo el merdé cultivado con esmero durante tantos años de poder. Y puestos a soltar amarras con tan fétido pasado no se les ocurrió mejor modo que desenmascarar radicalmente su atemperado nacionalismo y ponerse a conducir la ascensión a las cumbres de la sedición.
Ahí se pusieron la soga al cuello. El capital político de la alianza CiU que tantos años gobernó Cataluña fue su capacidad de interlocución con los gobiernos nacionales, socialistas o populares. Ese era su gran valor diferencial respecto de la izquierda separatista; eso es lo que votaba con gusto la mayoría de la burguesía catalana, tanto urbana como rural, cuando el autogobierno ofrecía resultados. Hoy ya no están ahí, ni ahí ni en ningún otro sitio propio.
Todo lo hicieron mal, comenzando por la elección de la nueva marca. Tuvieron que corregir su primera idea porque cuando llegaron a inscribir lo de Partit Demòcrata Català, en el Registro se limitaron a responder algo así como ¿es que son ustedes los únicos demócratas?
Un genio del marketing les sugirió poner Europa de por medio. Y así quedó registrado aunque ellos, cosas de chiquillos, a la hora de abreviarlo decidieron volver a lo anterior, y ponen en minúscula la E de Europeo. La triquiñuela permite ser interpretado como inicialmente pretendieron e incluso más ir más allá: Partido de Cataluña. Nada menos.
¿Merece la pena seguir hablando de Homs, el personaje que hoy se descorbató para afirmar muy serio que el Estado no le hará dejar la política, que lo hará el día en que la ciudadanía deje de votarle…? Pues eso, querido amigo, lo hará a la primera de cambio, en cuanto se presente la ocasión; al tiempo. Penarle con nueve años de alejamiento de la política es suponer demasiado recorrido a este bobo solemne.