Vendetta

Inútil trance

Inútil trance

Sería interesante saber qué es lo que ha experimentado Sánchez tras la fracasada investidura del candidato Rajoy, ¿placer por la venganza cumplida? Conocidas sus intervenciones durante las cuarenta y ocho horas del proceso pocas dudas caben sobre que ese haya sido el móvil del mandato impuesto a los diputados de su partido: NO.

Sánchez ha querido devolver a su adversario la frustración que sintió hace cinco meses cuando su ofrecimiento para presidir el Gobierno de la Nación se saldó con un descalabro. No pudo sumar más de 131 escaños, frente a 219 negativos. Tuvo la audacia de presentar su candidatura con una escuálida base, tan sólo 90 diputados, treinta y tres por debajo de los 123 obtenidos por los populares.

Ahora ha sido Rajoy quien presentaba su candidatura a la presidencia con 137 escaños propios y un total de 170 a sus espaldas -los socialistas se quedaron en 85-. En ambos casos, los candidatos contaron una y otra vez con el apoyo de la diputada única de Coalición Canaria y los de Ciudadanos, 40 y 32 escaños en una y otra investidura.

Hay quien atribuye a la vendetta un cierto carácter saludable; dicen que puede aliviar el rencor acumulado por quien se ha sentido infamado. Debe de ser el caso del secretario general de los socialistas; su frustrada investidura parece haberle dejado incapacitado para cualquier cosa diferente del insulto y la invectiva contra su oponente. Y así se ha saldado el segundo intento de investidura celebrado en el año en curso.

El hecho de que en las últimas elecciones los populares subieran hasta 7,9 millones de votos, setecientos mil más, mientras los socialistas perdían cerca de cien mil para quedarse en 5,4 millones habrá herido aún más su ánimo. Y, sobre todo, frustrado las expectativas de una carrera política probablemente tan fugaz como cuajada de infortunios.

Sánchez durará al frente del PSOE lo que el partido tarde en celebrar su próximo Congreso Federal. El último de carácter ordinario fue en Sevilla hace cuatro años y medio. Dos años después Pérez Rubalcaba tuvo el arrojo y responsabilidad necesarios para convocar inmediatamente otro de carácter extraordinario en el que dimitir tras el fracaso registrado en las elecciones europeas de aquel mismo año.

En aquellos comicios, el PSOE había quedado tres puntos por debajo del PP, exigua diferencia comparada con los seis puntos que los populares sacaron a los socialistas de Sánchez en diciembre de 2015, o a los escandalosos once puntos a que se elevó esa diferencia en las de hace tres meses.

Retrasar ese Congreso Federal hasta que la parroquia aguante, y aguanta lo indecible, es el gran objetivo del actual Secretario General socialista. Al tiempo. Entre tanto tratará de seguir mareando la perdiz por ver si suena la flauta por casualidad.

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Posted viernes, septiembre 2nd, 2016 under Política.

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