Al parecer la mayoría de quienes se sientan en el Congreso de los Diputados quiere seguir unos meses más sin dar golpe. Cobrando, eso sí, pero dispuestos a no abordar un problema de los muchos que pesan sobre muchos españoles, a no estudiar remedio alguno porque al no haber Gobierno tampoco hay oposición; en fin simplemente viendo cómo pasan los días hasta que el otoño madrileño tiña de cobre las copas de chopos y acacias de la capital.
Cuando la patria tiene representantes a quienes no se les ocurre más que tachar de aburrido un discurso de investidura –quizá el mejor estructurado y más completo de cuantos ha vivido la democracia española- no cabe demasiada esperanza en que pueda depararnos algo bueno el futuro en manos de esta tropa.
El gran aliado declara haber echado en falta que el candidato no haya solicitado la abstención de los socialistas cuando todo su discurso fue de mano tendida buscando, más que la mera abstención, un apoyo franco. Prueba palmaria ésta de que a la política hay que llegar llorado. Y saber que el objetivo final es que el otro se salga con la tuya.
¿Más claro?: “Apelo de manera especial a los grupos que defienden los valores que la Constitución proclama. Me refiero a la unidad, la soberanía y la igualdad de los españoles, el respeto riguroso por los principios de la democracia, la defensa de la legalidad…, en una palabra, aquellos valores que forman la urdimbre del consenso básico de la sociedad española, sobre los que se teje nuestra convivencia desde 1978.
Porque esos acuerdos básicos pesan más, importan más y obligan más que las incontables diferencias que pudiéramos todos exhibir en este momento.”
En fin… de prosperar la investidura difícil legislatura nos espera a los españoles, con un presidente apoyado en tan inexperto edecán y enfrentado a la pura sinrazón del jefe de la bancada socialista, que bien podría pasar a la pequeña historia con el alias del Dr. No, como aquel malo de la primera película de James Bond.
Por cierto Fleming, el autor del 007, ofreció a su amigo Noel Coward el papel del malo de la historia. El autor de tantas comedias y canciones, y miembro del MI5 durante la guerra mundial, le respondió con un telegrama tan explícito como Sánchez responde a Rajoy: “Querido Ian, la respuesta a Doctor No es ¡no!, ¡no!, ¡no!”.
Confundir el cine con la realidad suele llevar a la melancolía. Del Comité Federal socialista podrá salir cualquier cosa tras el enésimo ridículo de su secretario general, pero en ningún caso emergerá algo parecido a la Ursula Andress de biquini blanco que alegró la pestaña a Sean Connery y a tantos espectadores en aquellos años 60.
Los NO del socialista tendrían cierto sentido de haber estado precedidos por otros tantos No con que el candidato popular hubiera despachado sus propuestas, pero ¿ha propuesto algo Sánchez?
Del resto, podemitas, rufianes y la comparsa sediciosa poco cabe esperar; son los figurantes del elenco que viene interpretando esta comedia desde hace más de medio año. Eso sí, cada vez más en su sitio; es decir, con menos capacidad de intervención tras los recortes que sus papeles respectivos sufrieron en su paso por las urnas.
¡Y aún hay quien quiere repetir la experiencia!