Pactó con Ciudadanos y trató de hacerlo con Podemos. Su paseo por la Carrera de San Jerónimo en distendida conversación con Iglesias sacó los colores a Rivera, ignorante de la maniobra de su socio. Hoy Sánchez se siente cuestionado dentro de su propio partido: corta de raíz las tentaciones de algunas federaciones de ir al Senado con Podemos, pide a Susana que le ciña el laurel de candidato y señala a Margarita Robles y a Pepe Borrell como depositarios de sus complacencias.
Despliegue de imágenes para recomponer la figura de juguete roto con que salió de la fallida investidura. Autoridad, unidad y felipismo, trasunto esto último de aquella ley medieval por la cual quienes traspasaban el umbral de un recinto eclesiástico, la memoria de FG, quedaban amparados frente a la autoridad civil, hoy el pueblo.
Ese es el secreto de la campaña que emprende el candidato socialista, emparedado entre una izquierda de la que pocos votos puede rascar y la derecha del voto útil. Al lado, desengañados a los que tratará de engatusar. De aquí al 26-J le veremos cambiar con la firme determinación con que la veleta apunta a dónde viene el viento.
El candidato del cambio progresista y regenerador que no quiere hablar de sillas, antes de cualquier línea programática anuncia un reparto de sillones entre los suyos para dar contento a la diversidad de lo que tiene en su propia casa. Nada nuevo, el dictador hacía lo mismo entre las familias de aquel régimen orgánico. Es la fórmula magistral al alcance de cualquier boticario para satisfacer el apetito de poder de quienes no las tienen todas consigo.
De todo cabe cuando el objetivo de un político es el poder por el poder. Comenzando por los artificios necesarios para distraer la atención del personal; como el trilero oculta la bolita entre el baile de los cubiletes. Quien percibe el poder con forma de cucaña no se arriesga a ser visto una vez más resbalando hasta el suelo por el palo ensebado.
Puede comprometerse y descomprometer con la misma naturalidad con que hace tres meses firmó aquel “acuerdo histórico” con Ciudadanos y dos meses después puso sus ojos en Podemos. Hoy parte con el hándicap de no ser beneficiario del voto útil; se descubrió a diestra y a siniestra, mala cosa cuando algo así ocurre ante un cuatreño en medio del redondel.
Aquel paseo de mañana soleada ante las cámaras bajando por la Carrera de San Jerónimo…