El diario de Prisa está que se sale… que se sale de los manuales de ética informativa. Lo mismo da leerlo en su versión digital que en el papel de toda la vida. Ayer/hoy se abría en la web denunciando la visita de Rajoy a la casa de Bertín Osborne, y en los kioscos se podía leer que el mismo Rajoy cierra su mandato con una leve mejoría del paro.
Más allá de llamar leve a un saldo de un cuarto de millón o de olvidar que su pupilo Sánchez estuvo en el mismo sofá de Osborne la semana anterior, lo que revela una extraña obsesión es el relieve que da a tales ¿noticias? Como tres días atrás, cuando el periódico global abrió su edición titulando a toda plana con la ausencia del presidente del Gobierno en el debate organizado por el mismo diario.
La sociedad española no se merece que un diario que da gato por liebre, propaganda por información, sea el referente de nuestra prensa en el mundo. Tomarla con la Venezuela chavista de Maduro no compensa su tendenciosidad; España no es Venezuela.
¿Serían así las cosas si la empresa editora, a lo que queda de la Prisa que levantaron los Polanco y Pérez, hubiera sido agraciada con alguna de las seis licencias de TDT aprobadas por el Gobierno hace mes y medio?
El diario comentó aquella decisión hablando por boca de una diputada socialista y miembro de su ejecutiva federal: ”Para la dirigente socialista María González, ‘el PP quiere dejar atado y bien atado el panorama televisivo antes de las elecciones legislativas del 20 de diciembre por puro interés partidista’. La concesión de licencias en plena precampaña evidencia ‘una actitud claramente antidemocrática, partidista, sectaria y monolítica por parte del Gobierno’”.
Y desde entonces, leña al mono hasta que hable.