Aunque sería lo propio, no es San Martín quien le llega a Mas, sino Santa Teresa. En el día de la doctora abulense, el 15 de octubre, el perdedor del plebiscito del 27-S tendrá que vérselas con la Justicia,eso sí catalana,para explicar por qué convocó desde la Generalitat y se gastó la pasta del común en aquel remedo de referéndum del 9-N.
Se saltó como un gitano la resolución del Tribunal Constitucional y ante la querella por la que ahora tiene que responder, se puso chulo como un ocho proclamando:”Si la Fiscalía quiere conocer quién es el responsable de abrir los colegios que me miren a mí, el responsable soy yo y mi gobierno”. Frase de macho alfa que subrayó con el clásico “ladran, luego cabalgamos” que Cervantes nunca escribió, en contra de lo que el tópico tiene establecido.
Juzgar lo que puedan hacer los magistrados del TSJC con esta papeleta en sus manos es arriesgado. De momento suspendieron el trámite de la investigación para no interferir en medio de las recientes elecciones autonómico-plebiscitarias pese a lo cual varios especímenes de la política catalana se han apresurado a inscribir al imputado en el martirologio local. Con el acompañamiento del desnortado PSC.
¿Además de ponerse estupendo ante las cámaras, pensará Sánchez que las leyes están para ser cumplidas, y los tribunales para enjuiciar su cumplimiento? ¿Sí, no, depende…?
La vicepresidenta y portavoz del gobierno autónomo Neus Munté ha estado iluminada al manifestar solemnemente: “Desde instancias del Estado se está promoviendo un juicio político contra el presidente en funciones de la Generalitat”. Ya, ya, político.
Para juicio político Mas ya tuvo suficiente el domingo con la derrota en su plebiscito, y la de su partido; poco más de dos docenas de parlamentarios cuando hasta ahora sumaban más de cuarenta. Y lo está teniendo en la mesa negociadora comiéndose la humillación a que le vienen sometiendo los de la CUP. (Por cierto, país extraño el nuestro en que los antisistema más radicales niegan, de momento, pan y sal al personaje que más ha trabajado para cargarse el propio sistema).
Hay quien opina que la reanudación de los trámites procesales puede allanarle el camino hacia la presidencia; por qué no. Los promotores de su candidatura aseguran que tiene el prestigio regional e internacional necesario para seguir impulsando el proceso, la felonía. Dentro de lo que tienen, quizá.
Pero lo que tal vez no hayan pensado es que con él en la Casa dels Canonges el resto del país descansaría más tranquilo, pues lo que Mas sí tiene acreditada es su calidad de perdedor contumaz.