Tsipras se enroca con un discurso como podría haberlo hecho Castro, Fidel, en los años sesenta, cuando la apertura de la isla caribeña a los misiles soviéticos provocó el cerco que hoy se levanta. Ahora el presidente griego y su inefable ministro Varoufakis se adornan con todos los símbolos que el martirologio haya podido acumular a los largo de los siglos.
Los acreedores nos han cerrado los bancos; han optado por la estrategia del chantaje; mienten quienes nos acusan de tener una agenda oculta; quieren la sangre de los pensionistas; los depósitos están garantizados… Y así hasta el desiderátum político del referéndum: “Un veredicto popular es mucho más poderoso que la voluntad de un Gobierno, por eso un gran no en el referéndum será un paso decisivo hacia un mejor acuerdo. Porque el ‘no’ no significa una ruptura con Europa, sino un retorno a la Europa de los valores”.
¡La Europa de los valores!
El presidente griego se refugia tras las urnas, endosando a sus conciudadanos una decisión para la que carece del valor necesario para tomarla. Ese es el concepto que los populistas tienen de la representación democrática. Asaltan el poder con promesas incumplibles para luego descargar su responsabilidad sobre los hombros de los electores.
¿Valores? La fácil manipulación de la masa, la democracia directa, la de los que chillan más y donde los votos cuentan menos; la de la mentira sistemática y el rencor alimentado por la demagogia. ¿Son esos los valores de la Europa de nuestros días, o palancas para demoler nuestro sistema de convivencia?
Sabido es que el poder emborracha, como acaban de demostrar aquí mismo el flamante alcalde de Zaragoza al izar la bandera griega en su Casa Consistorial, o el de Cádiz, ese tal Kichi que cambió la foto del Rey por la de un antiguo anarquista. El bastón de mando que ostentan tan ilustres representantes no es suficiente para atemorizar a todo un país, pero en ello andan los podemitas aupados al poder local por los socialistas de Sánchez.
Por cierto, ¿qué piensa éste de la cuestión griega? Además de esperar una solución justa, pronta y estable, original posicionamiento el suyo donde los haya ¿opina como el edil zaragozano Santisteve que estamos sometiendo al pueblo griego a la miseria?
Sobre la esencia de la democracia seguramente no tendrá Sánchez la misma idea que sus socios en tantos ayuntamientos, pero no parece que le importara demasiado a la hora de prestarles sus votos hace unas semanas en Madrid y Barcelona. Hoy se lame la herida pidiendo a Rajoy responsabilidad para no «instrumentalizar desde un punto de vista partidista» la crisis griega. Sólo le faltaba al presidente del Gobierno español no alertar a las gentes de su país sobre las consecuencias del populismo en una sociedad golpeada por la crisis.
En una de estas el líder socialista nos sale pidiendo un referéndum en toda la UE sobre la cuestión griega. A frau Merkel no le disgustaría la idea; la inmensa mayoría de los europeos está harta de soportar la pertinaz tomadura de pelo a que nos tienen sometidos de los amigos de Iglesias. ¿O se trata de un chantaje?