Cuando el político que aspira a presidir el Gobierno de la nación gasta su pólvora dialéctica en el barro de la ribera del Ebro que su rival no ha pisado, una de dos: o piensa que los que le escuchamos somos bobos, o el bobo es él.
Mira que hay cuestiones sobre las que mostrar su capacidad, y la de su equipo, para resolver, promover, impulsar, etc. Pues nada: las desgracias del país se resumen en una: Rajoy no fue a regodearse en la tragedia. Y para mostrar hasta dónde llega su inanidad enreda en plan pillín colando dentro del barro, sesión de control al gobierno, la escandalera de Gurtel.
El popular recibió la travesura con una larga cambiada: pues yo no voy a sacar aquí, los ochocientos millones de los EREs que sus compañeros andaluces birlaron a los parados, ni los doscientos cincuenta encausados que suma allá abajo su partido.
Anda que en plena campaña electoral andaluza le habrá hecho gracia la preguntita de Sánchez a su amiga Susana Díez.
En cualquier caso, el asunto no es más que una muestra de la ramplonería con que se pretende captar el voto del común. ¿Pensarán que somos tontos?
El cuento no es de ahora. Otro 11-M, hace ahora once años, vivió este país la tragedia del terrorismo yihadista. Fernando Reinares, investigador principal del Real Instituto Elcano sobre terrorismo internacional, resume hoy en artículo que publica “El País” un libro fruto de años de investigación. En él da cuenta de la doble manipulación que sufrimos aquel día de muerte. Unos, por la derecha, atribuyendo los muertos a ETA. Los de la orilla de enfrente cargándoselos a la presencia de tropas españolas en Irak, a la foto de Aznar en las Azores y demás. Muchos creyeron esta segunda versión y Zapatero llegó a La Moncloa, que ya tiene mérito.
Lo sucedido podría exhibirse como prueba de que, efectivamente, somos bobos. Porque la realidad es que aquel atentado se había planificado tres años atrás, antes de la invasión angloamericana de Irak; que Alkaeda había fundado aquí en 1944 una de las mayores células de Europa occidental, que aquí fue disuelta en 2001 y dos años después fueron detenidos cuarenta terroristas…
Pues bien, habiendo sucedido tantos hechos aquí mismo, habiendo intervenido en ellos el centro de inteligencia, la policía, la magistratura, parte del Gobierno, en fin, todo dios, a pesar de todo ello, los pescadores en río revuelto surgieron bajo las piedras y sobre las redes sociales. Lean “Por qué el 11-M dividió a los españoles” y verán que la falta de hechuras no es flor de un día; lo pueden hacer a través de este enlace.