Dice Pedro Sánchez que la presidenta de Andalucía está utilizando mano de hierro contra la corrupción, y como lo dice Sánchez será verdad que Susana Díaz corta por lo sano cada vez que algo huele a podrido entre sus compañeros, funcionarios, viejos amigos, etc.
Si lo dice Sánchez será verdad, pero no es menos cierto que su promotora no ha movido un dedo para señalar la puerta de salida a los dos centenares de militantes y funcionarios que colaboraron en el mayor desfalco de dinero público cometido durante la democracia y precisamente en las dependencias de la Junta que preside.
Pero Sánchez dice que Díaz actúa con mano de hierro, y de Sánchez nadie podrá decir que sea mentiroso. Si la presidenta andaluza no ha movido un dedo tras ser destapada una nueva red criminal que operaba por los entresijos públicos de la Junta que preside, tendrá sus razones. Pero no cabe dudar de que actuará con mano de hierro sobre quienes se han llevado al bolsillo dinero de los contribuyentes en la lotería de las licitaciones, porque Sánchez así lo dice y Sánchez conoce bien a Díaz.
Al ver a sus predecesores enfilar el camino del Supremo la presidenta andaluza pide respetar la presunción de inocencia de Chaves y Griñán. Y si son imputados, dice, “tendrán que dejar su escaño”. La mano de hierro pude estar cubierta por guante de seda, ¿por qué no si Sánchez asegura que Díaz utiliza mano de hierro contra la corrupción?
Tiene razón Sánchez cuando añade que él mismo “pone la mano en el fuego por la presunción de inocencia de todas las personas que puedan estar implicadas en investigaciones judiciales.” Nunca se le oyó tal cautela ante otros sinvergüenzas. ¿Realmente pondría la mano en el fuego por Bárcenas, Pujol, Granados, Blesa, Matas, Moral Santín y demás implicados en investigaciones judiciales ajenos a su partido? Quizá sí, porque aunque hasta hoy nunca lo hubiera dicho Sánchez es una persona honorable y dice lo que piensa.
Como responsable que es del partido grande de la izquierda nacional, además de decir lo que piensa Sánchez habrá pensado lo que dice. Si Susana aplasta con mano de hierro las malas hierbas y él juega realmente a extirpar del país la corrupción, estaremos iniciando el regreso a la normalidad ciudadana.
Pero si Susana Díaz sigue navegando entre dos aguas y Pedro Sánchez queriendo sacar ventaja de la basura ajena resultará que su palabra tiene el valor de la morralla. Y todo habrá sido mentira. Malo; para todos.