El país está saliendo de su quiebra económica pero se hunde en un pozo sin fondo de basura. No hay día del año sin su escándalo de corrupción. La mierda anega todos los niveles sociales; la empresa, la política, los medios, la cátedra, la cultura, el deporte; pocos ámbitos se salvan de la contaminación ambiental.
El fin de semana trajo dos nuevas muestras del carácter sistémico de la corrupción: un emprendedor que estafa a medio mundo falseando las cuentas de una empresa, y el millar de contratos sembrados por la Junta andaluza en vísperas de abandonar Griñán su presidencia.
La empresa es Gowex, dedicada a cubrir el mundo de ciudades wifi; la red al alcance del pueblo, gratis, solidaridad, sociedad de la información y demás bellas historias que acaban fundiendo créditos bancarios, acciones compradas en el mercado alternativo, nóminas, inversiones de clientes y de proveedores, contratos de entidades públicas y privadas, prestigio de analistas y reguladores, etc. El sinvergüenza, Jenaro García, zanjó la estafa con un twit: “Pido perdón a todos. Lo siento de todo corazón”.
Griñán no ha pedido perdón; la última cacicada revelada no da para tanto. Asunto menor después de tanto como vivió en la Junta de la que salió deprisa y corriendo para aforarse en el Tribunal Supremo como Senador. El presidente del PSOE, que aún lo es, dejó el terreno abonado con la creación urgente de mil trescientos empleos en empresas relacionadas con la Junta, una de las administraciones paralelas que mantienen atendida y bien servida a la clientela del partido. ¿Y?
Nada. Como el ex popular Baltar, primer creador de empleo de Orense que dijo al juez que no conocía la obligación de publicitar las nuevas plazas, afirmación para la que hay que tener muchos bemoles después de haber estado un cuarto de siglo al frente de una diputación provincial. Y tantos otros fulanos que tuvieron su minuto de gloria la semana pasada, o la anterior, y la otra…
Jueces y juezas con afanes más justicieros que de hacer justicia; periodistas empeñados en hacer política más que en analizarla, porque ellos han sido los llamados a cambiar los destinos del país haciendo y deshaciendo partidos y dirigentes. Cadenas de televisión que se ciscan en todos los principios éticos, ciudadanos y estéticos mantenidas por empresarios de postín…
¿Hasta dónde, hasta cuándo?