Hablando de aforamientos y de aforados. Ahí está el caso de Oriol Pujol Ferrusola, hijo del fundador del secesionismo catalán burgués. En vísperas de ser juzgado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña renuncia a su acta de diputado en el parlamento catalán con el fin de prolongar un año más su rendición de cuentas ante la Justicia. Es decir, pierde su carácter de aforado y la maquinaria judicial vuelve a ponerse en marcha en un Juzgado de Instrucción ordinario, como corresponde a cualquier ciudadano de a pie.
El truco para escaquearse de sus responsabilidades múltiples demuestra la catadura del personaje y de todo su entorno. Dieciséis meses ha tenido distraído al alto tribunal catalán. Y veremos si la sinvergonzada queda ahí; dado cómo andan los togados cualquier cosa cabe esperar en el reparto del caso.
El joven Pujol que iba para sucesor de Mas se burla así del Estado de Derecho; es una muestra más de la estatura ética de la clase política catalana.
Ayer mismo se conocían otros extremos de la corrupción que alimentó aquel Fórum Barcelona 2004, comienzo de la era ZP, cuando los perros se ataban con longaniza y en la península florecían aeropuertos como tomateras en Almería. Eso sí, han tenido que pasar nada menos que diez años para que el Sindicato de Cuentas de la Generalitat haya rendido un informe.
Tal vez sea herencia fenicia, pero algo tiene nuestra cuenca mediterránea cuando de arriba abajo, desde Port Bou hasta Ayamonte, se cuentan por docenas los casos de corrupción; demasiadas docenas. Nacionalistas catalanes, socialistas andaluces, populares del levante y sus islas e izquierdistas de diversos pelajes entre medias, engrosan una de las mayores concentraciones de frescos y delincuentes que pueblan la UE.
Pero como para que no se note, el jefe de pista distrae la atención del respetable con el referéndum para la independencia. Viejo truco de mago de feria para que el personal se ponga a inventar reformas constitucionales, como la federal, y otros bálsamos de Fierabrás con los que calmar a quien ni quiere ni necesite de calma.
Esto es un pozo sin fondo querido Fede