Hoy han ocurrido cosas importantes en nuestro país. La primera, la muerte de Ana María Matute, premio Cervantes, la madre del “Olvidado Rey Budú” y otras historias creadas por una de las grandes escribidoras de nuestro tiempo.
A otro nivel, un juez ha imputado a la segunda hija del Rey abdicado con lo que queda demostrado que la administración de Justicia no se para en mientes; otra cosa es que la haya, Justicia.
El comunista Willy Meyer dimite como europarlamentario tras conocerse que guardaba dinero en una sicav lusemburguesa.
Más abajo, se desvelan los estragos que pueden llegar a hacer las elecciones primarias abiertas cuando los candidatos comienzan la carrera como gallinas descabezadas, sin saber dónde terminarán. Ayer Pedro Sánchez defendía declarar a Cataluña nación con autonomía fiscal y competencias exclusivas en cultura y lengua. No es preciso aclarar que quien parecía el candidato más aseado hablaba precisamente allí. La igualdad entre españoles no merece la atención de este socialista, adelante con el federalismo asimétrico; las tierras como sujetos de derechos, no las personas.
Los de la UGT andaluza, de tres en fondo camino a los calabozos. Y el pobre de Cándido Méndez poniéndolo peor al decir que en el sindicato no se conciben cajas B. O sea, las trampas sobre el tapete ¿y qué?
Y hablando de justiciables, ahí está el caso de Magdalena Álvarez, Maleni para las amistades. Dice la ex ministra de Zapatero y vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones en representación de Iberia, o sea de España y Portugal, que dimite no por haber sido imputada judicialmente sino por las presiones del gobierno popular para quitarla y poner a uno de los suyos. “Sólo lo dejo porque otros quieren mi puesto y porque están haciendo un daño irreparable a mi país, al Banco y a mí”. Con un par.
O sea, que haber montado el tinglado para comprar votos con dinero destinado a fines más nobles carece de relevancia. Al descubrirlo es cuando los intereses de España, del BEI y de su persona se lesionan gravemente. El hecho en sí no importa; lo malo es que se conozca, y una vez conocido qué malo es para España. Hay que tener de todo menos vergüenza, propia ni ajena, para decir tamaña estupidez y seguir andando por la calle como si no pasara nada. Dentro de unos años en los textos de gramática parda se estudiará que en Andalucía hay dos clases o tipos de tomaduras de pelo, las ingeniosas y las de Maleni.
¡Y pensar que esta mujer fue elevada hasta la cumbre del BEI por el presidente de Gobierno español al que se la encasquetó el presidente andaluz que gobernó sobre los dichosos EREs!
Ante tanta incuria con las cosas públicas cómo no van a florecer chavistas bolivarianos, yihadistas, fascistas y otras yerbas hasta ahora de mal asiento en nuestra tierra.