Ayer cayó uno de los mitos recientes: el Real Madrid no falla. Pues falló, y a modo. Es lo que tiene el fútbol. El campeón de la Liga está aún por llegar. Pierde con un segundón el Atleti madrileño y empatan en su propio campo el Barça y el Real… Pero las aficiones respectivas siguen llenando los campos mostrando una fidelidad digna de mejores causas quizá. Todo parece un déjà vu, y es que algo así viene ocurriendo en el mundo de la política.
La de ahora mismo y la que cuentan los libros de Historia. Los imperios van sucediéndose con la cadencia con que el sol aparece cada día; cada cual tiene su amanecer y su ocaso. Ahora le toca a China, dice un estudio publicado esta misma semana. Y a Obama, el caballo blanco de los demócratas yanquis, parece que le tocará ceder el testigo en torno al término de su propio mandato.
Aquí las elecciones europeas muestran que a pocos, si es que hay alguno, les interesa el futuro de Europa. Son un puro ensayo, los partidos las han tomado como la gran encuesta electoral; como la del CIS pero sin red. Y ahí anda el candidato popular desgañitándose para recuperar el tiempo que algunos creen que perdió Rajoy no descubriéndolo antes, mientras la socialista no para de decir estupideces tan propias del proyecto europeo como la cantinela que lleva tarareando dos años: lo del catecismo en las escuelas y el aborto a la carta. Ahora, más dos huevos duros: un salario mínimo universal. Las bisagras, a poner una vela aquí y la otra allá, a Dios y al diablo que dice el refrán; a ver de dónde rascar algunas migajas.
Pero la gente sigue yendo al fútbol. Ya pueden los diversos equipos hacerlo mal o bien, acertar con la táctica y alineaciones o equivocarse, que la parroquia ahí sigue; o buena parte de ella. Y lo mismo ocurrirá con la cita ante las urnas. Bajará la participación pero no tanto. Cada vez que unos hablan de la buena marcha de la economía, están animando a votar en contra a los que aún no lo ven. Y lo mismo hacen las oposiciones, pero en sentido contrario, cada vez que niegan las evidencias del comienzo de la recuperación.
No queda mucho tiempo para encuestas, pero el que resta será aprovechado por unos y otros para tratar de movilizar algún voto, los indecisos de última hora, los desengañados que de buena gana se quedarían en casa. Un juego bastante infantil porque a estas alturas hay datos suficientes como para pensar que el pescado ya está vendido.
Con todo, cuando ya ni el Real Madrid es previsible, podría pasar cualquier cosa; hasta que el Tata Martino fuera confirmado en el club catalán.