Es lo que dicen muchos de los pocos emprendedores que nacen, crecen y se desarrollan en nuestro país hasta que les llega una oferta que no pueden rechazar.
El “hasta aquí hemos llegado” puede tener varias causas, desde la insuficiencia de aliento para seguir adelante –y donde se lee aliento entiéndase recursos-, hasta las ganas de hacer un buen dinerito; pasando por intenciones menos nobles, como la de dar el pase, o más dramáticas, caso de las emergencias de salud.
De todo hay pues, y en la variedad inciden otros factores como las situaciones familiares, la existencia de relevos claros o, por el contrario, previsibles conflictos sucesorios; y, sobre todo, la existencia de posibles compradores, lo que durante los últimos años no ha sido frecuente.
Pero las tornas parecen estar cambiando; ahí está la reciente OPA del grupo mexicano Sigma sobre Campofrío. El comprador es conocido en la empresa, tanto que venía teniendo el 41% de sus acciones. Ahora quiere todas y así la quinta empresa cárnica del mundo pasará a ser mexicana. Pedro Ballvé la fundó en Burgos hace más de medio siglo, tiempo durante el que se fue haciendo con la mayor parte de sus competidores nacionales. Salió de nuestras fronteras, compró, vendió y volvió a comprar y a vender en mercados poco accesibles entonces para los españoles. Del hasta ahora presidente, ya no su propietario, fue la visión que le movió a levantar una multinacional de la alimentación, un gran grupo empresarial que hoy da trabajo a cerca de doce mil empleados.
Ayer moría en Oviedo José Cosmen, fundador de otra multinacional, ésta del transporte, con Alsa como buque insignia. Compró empresas hasta hacerse con una gran porción de la tarta nacional. En los años 60 comenzó a salir al exterior acompañando a los emigrantes por media Europa, y en los 80 dio el gran salto a China, donde hoy mueve más del 1% del transporte por carretera de aquella inmensidad.
En los 90 Cosmen fue dejando el negocio a sus hijos y directivos del grupo que acabaron vendiéndola en 2005 a la británica National Express, salvo un 10% de su capital: el negocio en China y una pequeña ferroviaria que quedaron en manos de los Cosmen.
En este caso el hasta aquí hemos llegado fue forzado por las dificultades de digestión financiera de tantas compras, que suele ser otro de los obstáculos en que tropiezan los emprendedores, sin necesidad de que vengan mal dadas.
Ejemplos de cómo dieron el pase algunos constructores o promotores de humo en la web hay muchos, tantos que su recordatorio se haría tedioso. Además, de emprendedores sólo tuvieron lo justo; el resto, golfería picaresca, género más abundante entre nuestras esencias.