Estamos asistiendo a un revival de personalidades que son invitadas a repasar los hechos en los que de una u otra forma participaron. El juego es similar al de las memorias de los próceres que pretenden dejar por escrito sus mejores obras, borrar las peores e inventarse el resto. Eso que llaman memorias autorizadas, es decir, con el nihil obstat que años atrás salvaba a algunas obras del cajón de los libros prohibidos.
Y es que instalado, como lo está, el pensamiento de que hay que restaurar la gran casa nacional, revisar la Constitución, poner en su sitio a las autonomías, darle un vuelco al sistema electoral, abolir la ley sálica y demás, nada mejor que inquirir a quienes más o menos de cerca contribuyeron a levantar el llamado sistema. ¿Usted pensó en que íbamos a terminar así? ¿Pero cómo no previeron…? Y los entrevistados suelen unirse a la ola confesando –es un decir- que ellos ya desde entonces pensaron que… pero que sus razones no fueron atendidas.
De haber sido atendidas algunas de ellas quizá ahora estuviéramos en otro país. Un país gobernado por las relaciones bilaterales entre el Gobierno de la Nación y la Generalitat, por ejemplo, eso sí bajo el señuelo de “la España grande”. Es lo que viene a decir el ponente constitucional Miguel Herrero en reciente entrevista, como si las evidencias no tengan probado que realmente lo que a los secesionistas les gusta es una España chica.
Junto a estos casos de auto reconocimiento a la carta, hay otros que introducen en la actualidad cuestiones sorprendentes, más propias de sueños de una noche de verano que de la acumulación de tormentas por la que estamos pasando. Al líder opositor, por ejemplo, no se le ocurre mejor mensaje que el de la llamada cremallera para las listas electorales (chico/chica/chico/chica).
Suponer que sin una ley de por medio las mujeres no se comerían una rosca no deja de ser un extraño gancho para atraer el voto femenino. Aunque más extraño aún es andar bailando el agua a reclamaciones que valen lo que valen, mientras se juegan cuestiones de bastante mayor alcance. Salidas como ésta permiten dudar de la seriedad con que Rubalcaba, Valenciano y demás estén dispuestos a consensuar para alcanzar ese pacto del que hablan cotidianamente.
Querido amigo, ni listas cremallera ni listas cerradas, aunque no sean cremallera. Ha llegado el tiempo de modificar la ley electoral, de que quienes se integren en la vida política sean elegidos directamente por el votante y den cuentas a sus electores de absolutamente todos sus movimientos y sus decisiones. Ha llegado el tiempo de que los partidos políticos dejen de ser el centro del universo, o mejor de que dejen de creerse el centro de todo y actúen como sectas. Ha llegado el final de una etapa en la que los objetivos sean ser de un comité local, concejal, comité regional, diputado autonómico, y así sucesivamente sin que nadie les conozca ni se sepa a qué se deben sus ascensos aunque muchos sospechamos cuales son sus méritos. En fin, el tiempo de la transición ya es historia. Ahora es tiempo de avanzar en la democracia, de respetar a los ciudadanos, de no robar por todas partes, de no abusar del poder, de que lleguen a la vida política gentes preparadas técnica e intelectualmente. Y de que muchos de los que viven de la cosa pública sean conscientes de que sus ingresos provienen de los impuestos y están obligados a medir cada una de sus decisiones que afecten a la ciudadanía que les mantiene….
No puedo estar más de acuerdo. Gracias por su participación