Hablar del desgobierno europeo se ha convertido en tópico, sobremanera después de la catástrofe chipriota. Quien haya pasado por aquel país conquistado y reconquistado por todas las civilizaciones posibles, quizá aún lleve consigo recuerdos visuales de teatros y estadios grecorromanos como los de Kourion, o de las más recientes murallas medievales de Nicosia, algunas playas y resorts como corresponde a una isla mediterránea más esquilmada que laboreada.
Por superficie y producto bruto se asemeja a Navarra; ambas están en el entorno de los 10.000 kms. cuadrados y de los 17.000 millones de euros. Las diferencias se abren al comparar la renta per cápita, la navarra viene a ser un 30% superior. Con esas magnitudes resulta difícil de imaginar que el caso de la isla greco-turca incube una nueva crisis financiera. Y sin embargo, no sería descartable si hoy lunes en Bruselas no se hace el milagro.
La cuestión es demasiado sencilla como para eludir el tópico del desmadre europeo: ¿cómo se admitió en el seno del euro un paraíso fiscal?
Eso es lo que Chipre es. Sus depósitos bancarios multiplican por cuatro el PIB. Para poner la cifra en contexto baste recordar que en España, país bancarizado como pocos en el mundo, el volumen de depósitos es similar al PIB nacional. Pues ese es el país que reclamó ayuda financiera al resto de la UE por una cifra similar a su producto interior; algo así como si España pidiera un rescate de un billón de euros.
Uno de los paraísos fiscales donde los rusos lavan el dinero que, en buena parte, vuelven a invertir en Rusia. ¿Alguien podría imaginarse que Chipre disputara con Alemania el primer puesto entre los inversores en la Federación rusa sin que ningún supervisor de la troika cayera en cuenta?
Todas estas cuestiones que parecen verdades de Perogrullo no debieron de serlo para las autoridades europeas que ahora pretenden hacer pagar a la población chipriota los destrozos que la burbuja bancaria creada por las mafias rusas aprovechando el despelote de la gobernanza europea.
Algo así como si Chaves, Griñán y demás gerifaltes de la Junta andaluza nunca hubieran sabido de los ERE’s y demás cauces por el que se regaban de dinero público sus dominios con la colaboración necesaria del sindicato hermano y de tantos amigos como deudos fueron creando a lo largo de dos décadas.