La Casa Blanca fue la primera en reaccionar ante la derrota en Grecia de la coalición izquierdista radical Syriza o, dicho por pasiva, el triunfo de la Nueva Democracia de Samaras: “Como el presidente Obama y otros líderes mundiales han dicho, a todos nos interesa que Grecia permanezca en el Euro respetando su compromiso con las reformas”. Y en el mercado australiano la cotización del euro volvió a los niveles de hace un mes, 1,2730 dólares.
En Europa, siempre tarde, los presidentes de la UE y de la Comisión mandaron un recado conjunto complementario: esperan que formen gobierno rápidamente, cuanto antes, para poder seguir implementando las medidas que sacarán al país de su situación.
El problema está ahí, en la formación del gobierno. Fácil en teoría, pues bastaría con sumar los escaños de conservadores y socialistas para alcanzar los 160 escaños. Pero esa mayoría que Nueva Democracia y Pasok tienen en una cámara con 300 diputados, gracias al premio de 50 escaños que se lleva el primer partido, no está respaldada en la calle. Los votos recogidos por ambos no superan el 44%. Débil situación en un país vapuleado por la violencia con que amplios segmentos de la población han respondido ante las reformas exigidas por la UE a cambio de los 380 mil millones de euros comprometidos en su rescate.
Precisamente esa falta de músculo político ha sido lo que obligó a Papadimos, el técnico puesto hace ocho meses en la presidencia del gobierno heleno, a convocar a los ciudadanos a las urnas para aclarar dónde el país quiere estar.
Venizelos, sucesor de Papandreu al frente del Pasok, reclamó ayer noche la presencia en el futuro gobierno de Syriza, el equivalente en Grecia de nuestra Izquierda Unida. Escarmentado por el fracaso cosechado -los socialistas han pasado del 44% de los votos al 13%, 160 escaños a 33 en tres años- el hasta ahora ministro de Finanzas no quiere en la calle demasiados enemigos a su izquierda. Y como era de esperar, el líder radical, Tsipras, dijo que estará muy a gusto en la oposición. Lo cual no debería significar que no tenga que ser él precisamente un punto de apoyo clave para que Grecia entre en la normalidad.
En una buena administración de responsabilidades a este hincha del Barça que lidera la coalición radical que en tres años ha multiplicado por cuatro sus votos y escaños, correspondería encauzar la resistencia a los cambios que ha incendiado el país en sucesivas oleadas durante los últimos dos años. Confiemos en que cumpla ese papel con la sabiduría que aquí hace años demostró la izquierda política y sindical, y no con subiéndose a la ola de las protestas tal y como ahora vienen haciéndolo. Sería una provechosa lección del país que inventó la democracia.
Sr. Ysart su artículo de hoy, tan bien escrito como siempre y con un análisis certero de la situación, que pone de manifiesto el alto nivel de su información sobre la política nacional griega, sin embargo adolece del análisis global político-económico, que una vez más demuestra como juega OBAMA y sus huestes de especuladores con la economía europea, bajando y subiendo la cotización del euro según los intereses de la gran industria USA. Ellos quieren un euro revalorizado para que sus productos caros se vendan en el único gran mercado que los puede consumir: la maltrecha y vieja Europa.