Acabo de releer al Luigi Pirandello de “Así es si así os parece”, una farsa filosófico-detectivesca divertida por demás. Nada que ver su peripecia con la realidad que nos circunda, salvo en lo que atañe a la gratuita ceremonia de la confusión que nos está ofreciendo la, llamémosle, zona política del Gobierno. Las oposiciones no ofrecen ese flanco; sus desvaríos son meridianamente claros.
O el sr. Rajoy y la sra. Cospedal, autoridades máximas del partido en el Gobierno, encauzan el flujo informativo de lo que hacen y dejan de hacer o acabará llevándoselos la corriente, por meritorios que sean sus esfuerzos en la tarea de reflotar la nave del Estado.
No hay medida que no acabe teniendo tres versiones después de los matices que se le van colgando tras los aspavientos de los de enfrente. En qué quedan pues las reformas laboral, sanitaria, educativa, penal, etc. es cuestión de difícil respuesta. Como el común no está para adivinanzas y la oposición no tiene otro quehacer que añadir confusión al panorama, esto puede acabar de mala manera.
El personal no está para andarse preguntando dónde está la verdad, si es blanca o negra. Atentos a necesidades perentorias, como el llegar a fin de mes y saber adónde les llevan, los españolitos terminarán ciñéndose a las apariencias. Y como tienen aún muchos meses por delante para ver cómo sigue subiendo el paro, lo achacarán al Gobierno y su maldita reforma laboral. Porque así les puede parecer mientras no se les explique las tripas del asunto tranquilamente, no sólo un viernes a la hora del almuerzo. ¿Tan difícil de entender será?
El tercer acto de “Así es…” termina con las frases siguientes:
EL PREFECTO. — ¡Ah, no! Para usted, señora… tiene que ser la una o la otra.
SRA. PONZA. — No, señores. Para mí, soy… solamente la que los demás crean que soy. (Los mira a través del velo, y se retira por el fondo. Silencio.)
LAUDISI. —Señores: he aquí cómo habla la verdad. ¿Qué? ¿Han quedado ustedes satisfechos? (Ríe a carcajadas.)
Y cae el telón en el teatro mientras en el mundo real la calificadora S&P nos devalúa la solvencia a largo plazo; de notable bajo, a aprobado alto.
Lo que los demás creen puede arruinar los mejores empeños… Es lo que tiene no revelar la realidad tal cual es.