Muchos lo tuvimos por tal durante algunos años. Hoy es una broma a punto de caer en el esperpento. Y eso es malo, además de dar pena, ¿no es cierto Carlos Carnicero? Está mintiendo sin rubor, con mayor arrojo que su ex vicepresidente Guerra o el propio candidato. Roza lo ridículo cuando afirma que España no está como Italia o Grecia gracias a Zapatero.
Ridículo por extravagante, porque FG ha encabezado las críticas más crueles que Rodríguez Zapatero ha recibido durante su mandato; porque él le conminó a echarse a un lado para dejar paso a Pérez Rubalcaba, recordándole en público que uno es libre para irse pero no para continuar. Y luego diciéndole a través de su periódico amigo que “si de verdad Rodríguez Zapatero quiere rendir un último servicio a su país, debe hacerlo abandonando el poder cuanto antes y reconociendo la urgencia de que nuestro Gobierno recupere la credibilidad perdida”. Es la historia.
Está por estudiar el síndrome producido por las campañas electorales en gentes tenidas por inteligentes. ¿No dice ahora González que hay que rendir tributo de agradecimiento a Rodríguez Zapatero y a Rubalcaba por acabar con el terrorismo? No es de recibo que una persona con su capacidad de información desconozca el alcance de la maniobra etarra que hoy describe tan bien “Gara”. Y menos aún ese latiguillo de que sólo a la derecha se le ocurre hablar del MLNV, como hizo en noviembre de 1998 su sucesor en la cabecera del banco azul para anunciar que había autorizado contactos con el Movimiento de Liberación Vasco, como dijo Aznar omitiendo la N de Nacional.
González mejor que casi nadie debería saber qué es qué y quién es quién en el mundo del independentismo revolucionario vasco. O no; pero precisamente él no tiene excusa para hacer el ridículo, simplificando ese mundo al extremo con que lo hace.
¿Simples pistoleros diseñando una estrategia como la emprendida? “El independentismo se ha estructurado firmemente y se ha provisto de nuevos recursos”, dicen. “Hemos llevado la confrontación a un nuevo escenario fuera de su control”. Eso es Bildu. Un poco de rigor, señor González.
¿Jóvenes encapuchados llegando a la conclusión de que la ley de partidos “provocó un parón en el proceso de liberación”?