Los desesperados intentos por pasar a la pequeña historia de nuestros días como el hombre que acabó con ETA han fracasado, como así sucedió y seguirá ocurriendo, por querer atajar en la senda de la solución. En mitad de los años 80 fue el GAL; ahora lo contrario, el seguidismo a la estrategia de Otegui. Una comisión internacional; como ésta. Una mesa de diálogo con los Estados concernidos; como la propuesta. Una consulta popular, la autodeterminación, y una comisión de seguimiento para que la fiesta no decaiga, y…
Cierto es que desde enero el brazo armado declaró otro alto el fuego permanente y verificable, y que dos meses después presentaron un marco político para mostrar su fuerza en las instituciones civiles. Tan cierto como que los estrategas del movimiento han vuelto a burlar las esperanzas de quien aspiraba a un mejor final de partida, siquiera asido a un clavo ardiendo.
“Un ansia infinita de paz, el amor al bien, y el mejoramiento social de los humildes” constituían “el credo” que marcó la vida de un presidente de Gobierno de este país. Lo confesó con la mayor solemnidad en su discurso de investidura. Fue hace siete años y medio, no tanto tiempo, aunque sí el suficiente, como para culminar su próxima salida con la historia de un fracaso.
El ansia infinita de paz ha conducido Rodríguez Zapatero por el filo de la navaja siempre al paso que Otegui marcaba. “Otegui ha hecho un discurso por la paz, por abrir una etapa distinta en Euskadi”, dijo en marzo de 2006.
Estábamos en una de las treguas “permanentes” que ETA decreta sin que por ello deje de matar –en medio de aquélla, diciembre de 2006, cayeron dos ciudadanos en la voladura de un aparcamiento en la T 4 de Barajas-. Durante ella, el Tribunal Supremo analizó a conciencia la sentencia con que la Audiencia Nacional había condenado al líder del MLNV a 15 meses de cárcel, abril 2006. ETA declaró rota la tregua en junio del siguiente año, en tres días el T.S. ratificaba la sentencia y el hombre de paz enfilaba la prisión de Martutene.
Valga lo descrito como ejemplo del chalaneo, aparente, con que se han conducido las relaciones entre el poder y los terroristas. Detenciones, muchas, como corresponde al eficaz trabajo de los cuerpos de seguridad. Dilaciones, también; excarcelaciones más, y hasta felonías, como la del conocido caso del bar Faisán.
¿Y seguiremos siempre así, como perros tras la liebre de hojalata en el cerrado círculo de las apuestas ahora internacionales?
Hacer este comunicado justo antes de las elecciones contribuye a restar algo más a la poca credibilidad que de por sí se merecen los terroristas.
Sin duda; pero dentra dentro de la lógica si su principal objetivo es potenciar a Bildu, su brazo legal. No sé si los socialistas y los peneuvistas lo habrán tenido en cuenta.